Francisco Martínez Neri, actual candidato a diputado federal, inició una ilegal costumbre en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO) (otra más): no cumplir con la obligación establecida con claridad en esa institución que es rendir anualmente un informe de labores y financiero, que brinde certidumbre y confianza a los universitarios que pudieran estar interesados, y a la sociedad en general que es por quien esa universidad tiene ingresos millonarios, arriba de 500 millones de pesos al año.
La mal entendida autonomía de la universidad pública sirve a sus jefes para que hagan y deshagan a su antojo, sin que nadie les pida cuentas, ni siquiera el Congreso local lo hace. Martínez Neri al culminar su intrascendente paso como rector de la UABJO, hace poco más de un año, sólo anunció que rendía su informe ante el Consejo Universitario sin que realmente entregara algún documento. Por lo menos no se encuentra por ningún lado.
Y así, con todo cinismo, Francisco Martínez Neri pide el voto de los ciudadanos para ser diputado federal cuando no cumple con un elemental gesto de transparencia y rendición de cuentas, de honestidad al final de cuentas. Con qué autoridad moral podría como diputado (en el remoto caso de que ganara la elección) citar a comparecer y cuestionar a los altos funcionarios federales.
Entregar un informe anual por parte del rector de la UABJO no está a discreción del funcionario, sino se encuentra establecida como obligación en el artículo 42 de la Ley Orgánica de la Universidad: “presentar anualmente, en forma detallada y por escrito ante el Consejo Universitario, informe del estado que guarda la administración”.
Han pasado veinte días y el actual rector, Rafael Torres Valdez, (“El Pingüino”, como este singular personaje exige que le llamen) sigue los pasos de Neri también en esto de no rendir su informe anual. Pero más sincero el actual rector no se molestó en simular una ceremonia de Informe al cómplice Consejo Universitario, simplemente ni se acuerda ni le importa, y “háganle cómo quieran, yo soy el rector”, habrá dicho de nuevo el viejo militante.
Claro que Torres Valdez podría alegar a su favor que no tiene espacio para rendir su informe por la cotidiana inestabilidad que se cierne en su institución. Así no se puede hacer nada serio, en medio de pleitos y balazos, como se dio recientemente en la Preparatoria 7, donde en el colmo de la estulticia uno de los contendientes por la dirección de esa escuela al perder a manos de la mafia institucional universitaria comandada por Abraham Martínez Alavés y su hijo Martínez Helmes, anunció la creación de una nueva preparatoria que el mismo dirigiría.
Por otro lado, el secretario general de la UABJO, Enrique Martínez, era acusado de sostener a los porros que apoyan al candidato separatista quienes habrían rociado de balas esa preparatoria. Todos tienen sus “porros” en esta guerra sucia que no liza académica. Torres Valdez se sitúa en medio de sus dos funcionarios, Enrique Martínez su secretario general y Eduardo Martínez Helmes su secretario particular, que se dan con todo con miras a sucederlo en la rectoría cuando por la abulia e incapacidad evidente Torres ya sea insostenible en el cargo.
“El Pingüino” quizá vea esta disputa por su cargo que se da en su propia cara como un mínimo margen de equilibrio, cuando la realidad es que se halla copado por los dos grupos. No obstante, eso parece no es lo que le importa al rector, como tampoco que no tenga un mes completo de clases la universidad, antes la cerró el Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (STAUO,) luego el Sindicato de Trabajadores y Empleados de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (Steuabjo), en medio del conflicto por la dirección de la Facultad de Derecho, donde hubo el saldo de un muerto en Ixcotel.
En estos días un grupo de presuntos estudiantes cerró las instalaciones de la llamada Ciudad Universitaria para oponerse a la realización de exámenes de admisión del Ceneval. Decían pertenecer a una coalición estudiantil que “apenas vamos a dar a conocer”. Los reporteros comentan sencillamente: “son porros seguramente enviados por alguien”.
Así actúan los altos funcionarios, sin ninguna consideración a la institución ni a los estudiantes ni maestros, hoy se puede ver con toda claridad que no les importa en lo absoluto la academia, sino el control de los cargos universitarios que supone, claro, la administración de los millones de pesos, de los cuales no informan a la comunidad violando su propia ley orgánica impunemente. Y no informar supone directamente, y no sin asideros, sospechas de corrupción.
Así transcurre la vida de la de la Universidad pública local, cada vez en peores condiciones. Por eso un lector nos dijo: la teoría de que la UABJO ya tocó fondo no le corresponde, pues sigue hacia abajo y quien sabe hasta qué punto de decadente profundidad habrá de llegar.
La mal entendida autonomía de la universidad pública sirve a sus jefes para que hagan y deshagan a su antojo, sin que nadie les pida cuentas, ni siquiera el Congreso local lo hace. Martínez Neri al culminar su intrascendente paso como rector de la UABJO, hace poco más de un año, sólo anunció que rendía su informe ante el Consejo Universitario sin que realmente entregara algún documento. Por lo menos no se encuentra por ningún lado.
Y así, con todo cinismo, Francisco Martínez Neri pide el voto de los ciudadanos para ser diputado federal cuando no cumple con un elemental gesto de transparencia y rendición de cuentas, de honestidad al final de cuentas. Con qué autoridad moral podría como diputado (en el remoto caso de que ganara la elección) citar a comparecer y cuestionar a los altos funcionarios federales.
Entregar un informe anual por parte del rector de la UABJO no está a discreción del funcionario, sino se encuentra establecida como obligación en el artículo 42 de la Ley Orgánica de la Universidad: “presentar anualmente, en forma detallada y por escrito ante el Consejo Universitario, informe del estado que guarda la administración”.
Han pasado veinte días y el actual rector, Rafael Torres Valdez, (“El Pingüino”, como este singular personaje exige que le llamen) sigue los pasos de Neri también en esto de no rendir su informe anual. Pero más sincero el actual rector no se molestó en simular una ceremonia de Informe al cómplice Consejo Universitario, simplemente ni se acuerda ni le importa, y “háganle cómo quieran, yo soy el rector”, habrá dicho de nuevo el viejo militante.
Claro que Torres Valdez podría alegar a su favor que no tiene espacio para rendir su informe por la cotidiana inestabilidad que se cierne en su institución. Así no se puede hacer nada serio, en medio de pleitos y balazos, como se dio recientemente en la Preparatoria 7, donde en el colmo de la estulticia uno de los contendientes por la dirección de esa escuela al perder a manos de la mafia institucional universitaria comandada por Abraham Martínez Alavés y su hijo Martínez Helmes, anunció la creación de una nueva preparatoria que el mismo dirigiría.
Por otro lado, el secretario general de la UABJO, Enrique Martínez, era acusado de sostener a los porros que apoyan al candidato separatista quienes habrían rociado de balas esa preparatoria. Todos tienen sus “porros” en esta guerra sucia que no liza académica. Torres Valdez se sitúa en medio de sus dos funcionarios, Enrique Martínez su secretario general y Eduardo Martínez Helmes su secretario particular, que se dan con todo con miras a sucederlo en la rectoría cuando por la abulia e incapacidad evidente Torres ya sea insostenible en el cargo.
“El Pingüino” quizá vea esta disputa por su cargo que se da en su propia cara como un mínimo margen de equilibrio, cuando la realidad es que se halla copado por los dos grupos. No obstante, eso parece no es lo que le importa al rector, como tampoco que no tenga un mes completo de clases la universidad, antes la cerró el Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (STAUO,) luego el Sindicato de Trabajadores y Empleados de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (Steuabjo), en medio del conflicto por la dirección de la Facultad de Derecho, donde hubo el saldo de un muerto en Ixcotel.
En estos días un grupo de presuntos estudiantes cerró las instalaciones de la llamada Ciudad Universitaria para oponerse a la realización de exámenes de admisión del Ceneval. Decían pertenecer a una coalición estudiantil que “apenas vamos a dar a conocer”. Los reporteros comentan sencillamente: “son porros seguramente enviados por alguien”.
Así actúan los altos funcionarios, sin ninguna consideración a la institución ni a los estudiantes ni maestros, hoy se puede ver con toda claridad que no les importa en lo absoluto la academia, sino el control de los cargos universitarios que supone, claro, la administración de los millones de pesos, de los cuales no informan a la comunidad violando su propia ley orgánica impunemente. Y no informar supone directamente, y no sin asideros, sospechas de corrupción.
Así transcurre la vida de la de la Universidad pública local, cada vez en peores condiciones. Por eso un lector nos dijo: la teoría de que la UABJO ya tocó fondo no le corresponde, pues sigue hacia abajo y quien sabe hasta qué punto de decadente profundidad habrá de llegar.
fuente- ADNSureste
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