jueves, 7 de mayo de 2009

La solidaridad

Es curioso encontrar que de pronto entre la gente de izquierda, es decir, la gente que busca un bien mayor para todos, la solidaridad simplemente no se da.En este aniversario de la represión contra el pueblo de San Salvador Atenco, hubo comunicados publicados en los que se pedía, una vez más, justicia para los activistas; los firmantes se contaban por cientos, sin embargo solamente pude distinguir algunas firmas desde el movimiento de Resistencia Civil Pacífica: el trovador Alberto Arista y la CND Ajusco, además de diversos comités en cuyo nombre no se distinguía bien a bien si eran del movimiento.
Debo admitir que yo misma no me enteré de la firma de dicha carta, por lo que pido de favor a quien lea estas líneas, que si se enteran de expresiones sucesivas de este estilo a las que nos podamos sumar, me lo hagan saber a paquitasdp@gmail.comPero volviendo al tema, recuerdo un desfile que organizó Jesusa Rodríguez a finales de octubre de 2006 con el tema de las luchas del pueblo de México a lo largo de la historia.
La Resistencia Civil Pacífica trabajó durante dos meses, aproximadamente, en conseguir y rentar las plataformas, montar los diversos escenarios, repartir los temas entre los distintos grupos de personas que se sumaron a este esfuerzo, etc.
Apenas el día anterior al desfile, llegó la noticia de que la PFP estaba ingresando a Oaxaca para reprimir el movimiento de resistencia popular que tanta ámpula había levantado; acto seguido, Jesusa Rodríguez pidió que este desfile se convirtiera en un acto de solidaridad con el pueblo de Oaxaca, repudiando la entrada de la Policía Federal. En unas cuantas horas, se hizo lo que se pudo; se incluyeron carteles repudiando a Ulises Ruiz en las plataformas y se incluyeron expresiones artísticas de los renegados oaxaqueños; así mismo, la CND invitó a algunos compañeros de la APPO que se encontraban en el Distrito Federal para acompañarnos en el desfile.
Todo transcurría como en un sueño: en el mismo desfile nos expresábamos la RCP, la APPO, y hasta se unieron coches de activistas del movimiento zapatista, pero no podía faltar el pelo en la sopa. Alguien desde atrás dio el “pitazo” de que Ulises Ruiz se encontraba en el hotel Nikko de Reforma. Inmediatamente los zapatistas comenzaron a dar vuelta en U para regresar a donde estaba el hotel, y la gente de la APPO que se encontraba sobre las plataformas también quería regresar, sin embargo, las plataformas eran muy largas y era imposible coordinar el movimiento en U de todas ellas, además de que los choferes tenían rutas predeterminadas para las que fueron rentadas. Nadie sabía qué hacer, pero sabíamos lo que no se podía hacer. Entonces continuamos con el recorrido, pero desde los coches de los zapatistas se escucharon mentadas de madre contra la resistencia, mientras un chavo muy joven de la APPO nos llamó cobardes. Se me revolvió el estómago y se nos bajó la moral a todos. Así de simple, se rompió esta unión tan bonita que llegamos a conformar.
Después de una media hora, compañeros de la resistencia que corrieron a acompañar a los zapatistas en su regreso, llegaron para avisarnos que el “pitazo” de que Ulises Ruiz estaba en el Nikko había sido falso. Solamente fue un acto deliberado de rompimiento de una caravana que había logrado el milagro de reunir a movimientos que continuamente se ven envueltos en escaramuzas. ¿Habrán sido infiltrados los que provocaron esta división, o somos tan irracionales que nosotros solos saboteamos este acto que pudo haber sido muy significativo?Y este tema viene mucho al caso en estos días, en que la teledictadura nos ha propinado otra vez un descontón y el gobierno federal endeudó al país de una manera espectacular mientras nos recuperábamos de la confusión.
Dirían por ahí, “nos agarraron con los calzones abajo”. Una correcta coordinación entre movimientos sociales, nos podría haber dotado de una mayor velocidad de reacción y quizá algo pudiéramos haber hecho al respecto del duro golpe que venía. Sin embargo, dentro del propio movimiento de resistencia civil ha habido aislamientos, rompimientos, desacuerdos menores y malentendidos que han redundado en un decremento en la capacidad de organización y por ende, en la efectividad. Ahora, si así están las cosas en casa, imagínese usted lo difícil que sería coordinar a todos los movimientos sociales que tienen causas comunes aunque se llamen diferente. No lo creo imposible, y sobre todo jamás lo creería innecesario, pero hace falta un poco de sentido común entre todos nosotros; darnos cuenta de que los liderazgos son únicamente una herramienta para la lucha y no son el objetivo, ni siquiera son un objetivo intermedio, y que la preservación de ningún coto de poder, grande o pequeño vale el desarticular una lucha justa o siquiera menguar en lo más mínimo la lucha de cualquier grupo afín a nuestra causa.
Esto es normal entre la clase política; vemos que actualmente en esta lucha electoral, aunque Convergencia y PT van en coalición, ninguno da su brazo a torcer y llegan al punto de hacer campañas paralelas y desarticuladas, o inclusive de sabotearse entre aliados.
Es completamente absurdo, pero es aún más absurdo tener estas actitudes entre los activistas, la gente que está en la línea de batalla, donde estamos las mayorías.¿Queremos una concepción diferente del poder? Empecemos por ser solidarios en las causas comunes. Hagamos un ejercicio; unámonos activamente a algún grupo que comparta causas con la Resistencia Civil Pacífica y demostremos que somos abiertos, solidarios y conscientes de la realidad que sufre el país. Igual y en una de esas, se logra una cooperación digna de ser registrada en la historia como la semilla de una verdadera revolución de conciencias.
fuente- SDP Noticias

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