Oaxaca, México (Punto y Aparte).- Desde mayo de 2007, cuando fueron detenidos y desaparecidos Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, mandos del Ejército Popular Revolucionario (EPR) en Oaxaca, han sucedido hechos extraños y tenebrosos. Desde un levantamiento que hoy no ha sido aclarado, siete homicidios y un accidente que no deja de ser
sospechoso. ¿Quién estaría dispuesto a silenciar a quienes participaron, informaron y conocieron del operativo donde se detuvo a los guerrilleros?
Aunque se ha dicho que los crímenes han sido atribuidos a diferentes móviles, no podemos dejar de pensar que la gran mayoría de los hoy occisos y un levantado, habrían conocido del operativo contrainsurgente, donde se detuvo y posteriormente desapareció a los combatientes eperristas.
Veamos, en la mañana del 23 de octubre de 2007, fue levantado el comandante de guardia de la Policía Ministerial, Jonás Gutiérrez Corro. Hubiera sido un secuestro más, quizás atribuible a la delincuencia, si el comandante no hubiera sido uno de los testigos presenciales de la permanencia de Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, en la base policíaca y escuela de entrenamiento del grupo ya desaparecido, denominado “Fuerza Policiaca de Alto Rendimiento” ( FPAR), que en ese entonces se encontraba en lo que se conocía como “Los Pinos” y era dirigida por Pedro Hernández Hernández, quien habría estado arraigado por la Procuraduría General de la República por su presunta participación en la desaparición de los guerrilleros eperristas, Hoy identificado por el EPR, como el jefe de los paramilitares contrainsurgentes, grupo formado a propósito en Oaxaca por el general Juan Alfredo Oropeza Garnica, a decir de los insurgentes en comunicado del 23 de enero del 2010.
De Juan Alfredo Oropeza Garnica conocemos que fue comandante de la octava zona militar con sede en agencia municipal de Ixcotel, Oaxaca, pero ¿quién es en realidad el general Oropeza?
Se dice que es experto contra guerrilla. Oropeza se graduó en 1971 en el curso de operaciones contrainsurgentes en la Escuela de las Américas en Panamá, en la base del Comando Sur del ejército estadounidense; tuvo un papel represivo en el combate a la guerrilla del EPR de 1997 a 1999, cuando fue comandante de la 27 zona militar con sede en Acapulco, Guerrero. El general de división egresado en 1962 del Colegio Militar como oficial de infantería, causó baja del ejército mexicano desde el 30 de abril de 2008.
Otro de los casos que gira alrededor de los desaparecidos del EPR, es la muerte trágica el 30 de enero de 2008, del entonces director de la Policía Bancaria Industrial y Comercial ( PABIC), Alejandro Barrita Ortiz. Fue emboscado por varios francotiradores en inmediaciones del parque recreativo “El Tequio”. Junto con él cayeron dos de sus escoltas, un transeúnte y la deportista Virginia Galán, de la que hoy se sabe, se desempeñaba como parte de su equipo de información política durante el conflicto del 2006 en Oaxaca.
Barrita Ortiz tenía fama de haber participado en los cuerpos de élite que se formaron para reprimir el movimiento popular magisterial en el 2006. Junto con su equipo especial, protegió el retiro de barricadas que dirigió en noviembre del 2006, el entonces Secretario de Obras Públicas , Eviel Pérez Magaña. Al comandante Barrita se le atribuía su participación en la detención de Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez.
El 7 de marzo de 2008 muere asesinado en la parte norte del parque Paseo Juárez o “El Llano”, el comandante regional de la Policía Ministerial, Ricardo Rodríguez Silva (a) “El gigio” ,placa 742. El policía habría conocido la llegada y operativo para detener a los guerrilleros aquel 24 o 25 de mayo de 2007 en Oaxaca. Ante la mirada de cientos de personas, cuando se aseaba el calzado, fue ultimado por un comando de hombres armados con pistolas 9 milímetros y fusiles AK 47 y R-15, un solo tirador se encargó de ultimarlo, el resto sirvió de perímetro de seguridad.
Al medio día del 23 de enero de 2009, es asesinado cuando se desplazaba sobre la calzada de la República, el ex coordinador de Seguridad Pública Municipal, Aristeo López Martínez, de quien se aseguraba era testigo protegido de la PGR en el caso de los desaparecidos. El también colaborador de Ardelio Vargas Fosado, participó según existen acusaciones, en el 2007 en la detención de los guerrilleros hoy desaparecidos.
El caso más reciente y en consecuencia uno de los más polémicos, podría ser la muerte por accidente el 19 de enero de 2010, según la Procuraduría General de Justicia del Estado, del administrador de la dirección de tránsito del estado, Wenseslao Chiu Velásquez. Al parecer, el funcionario estatal viajaba sobre la autopista Cuacnopala- Oaxaca a la altura del kilómetro 236+500, en el paraje conocido como “El Zompantle”, cuando sin motivo aparente se salió de la carretera cayendo a un lado de la cinta asfáltica. Lo curioso es que el automóvil Sentra placas TJS8346 de su propiedad, fue encontrado hasta el otro día por pobladores del lugar.
El caso no tendría más relevancia, si el hoy occiso no hubiera sido el secretario particular de Sergio Segreste Ríos, quien era el titular de la Secretaría de Protección Ciudadana precisamente cuando fue la detención- desaparición de Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez en mayo de 2007. En abril de ese mismo año ,habría declarado el mismo Segreste, que el gobierno de Oaxaca tenía ubicados a los guerrilleros que habían operado en el movimiento del 2006 en el movimiento popular-magisterial. Existe un video documentado en YouTube sobre esas precisiones.
Chiu Velásquez habría dicho a sus colaboradores que se sentía espiado. La hija del ex funcionario estatal, Alejandra Isabel Chiu Cortés, declaró ante el ministerio público que no sabía del porqué el hoy occiso circulaba por súper carretera, ya que no tenía pensado salir hacía la zona de Etla, sin embargo, la muerte lo alcanzó en un lugar donde no tenía pensado acudir, como aseguró su hija.
Sin embargo, podría considerarse otro caso que se agrega a la lista de desapariciones y crímenes que rodean el caso de los desaparecidos del EPR en Oaxaca, de las cuales no se ha comprobado que tengan relación, pero que siguen siendo un misterio. Ninguno de los casos ha sido aclarado. ¿Qué sabían que los llevó a la tumba?
fuente- punto y aparte
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