jueves, 1 de octubre de 2009

VICENTE LOMBARDO TOLEDANO Y LAS CONSTITUCIONES DE MÉXICO.


Vicente Lombardo Toledano fue un hombre con un gran compromiso social con la clase trabajadora de México y el mundo, y así también con la nación mexicana, confiando siempre en que ésta habrá de llegar a ser plenamente libre y soberana en un futuro no distante.
Hablaré un poco de su formación y de cómo surgió su compromiso social. Lombardo estudió leyes en la Escuela de Jurisprudencia, hoy Facultad de Derecho, en la Universidad Nacional, hoy Universidad Nacional Autónoma de México, y estudió filosofía de manera simultánea, en la Escuela de Altos Estudios de la misma universidad. Fue un brillante alumno y bien pudo convertirse en un profesionista próspero y hacerse una vida cómoda y tranquila. No fue así; eligió poner su vida al servicio de los humildes, de la clase trabajadora.
La época de su formación fue una de intensas en luchas México, en la arena de las ideas políticas y sociales. Por los años de 1915 y 16, tenía poco tiempo de concluida la etapa armada de la Revolución y se discutía vivamente cuál debiera ser el futuro político y cuál el rumbo que tomara la organización jurídico-constitucional del país; hay que recordar que el Congreso Constituyente inició sus trabajos el 1º de diciembre del mismo año.
El joven Lombardo tenía un vivo interés en los problemas de la cultura y la vida nacional, que discutía asiduamente con sus maestros y amigos. Tenía 22 de edad cuando con otros compañeros fundó la Sociedad de Conferencias y Conciertos, de carácter cultural, que sería más conocida en los medios universitarios como el “grupo de los siete sabios”, nombre con el que lo recuerda la historia.[2] Y tenía 23 años, cuando el doctor Alfonso Pruneda nombró secretario de la Universidad Popular Mexicana al brillante joven; ésta había sido creada por el Ateneo de México con el fin de llevar la cultura a los trabajadores. Lombardo dio clases en ella, y los trabajadores, tomándole confianza y sabedores de su formación de abogado, con frecuencia le consultaban sus problemas laborales y le confiaban las dificultades de su vida cotidiana, en una sociedad injusta. Esa experiencia fue determinante respecto al rumbo que tomaría su vida para siempre. En palabras de Lombardo: “Comprendí entonces… toda la profundidad del drama social de México”.[3] Lo reseñado aquí sucedía cuando corría 1917, año en que se promulgó la Constitución hoy todavía vigente. Por cierto, el joven Lombardo tuvo la estimulante experiencia de asistir a los debates del Congreso Constituyente, siendo Secretario de la Universidad Popular.
2. Lombardo y el pensamiento marxista.
Ésta obra, Escritos sobre las Constituciones de México, recoge sobre todo los trabajos elaborados por un pensador marxista, que lo fue de manera cabal.
Sin embargo, hay que aclarar que su formación escolar no había sido en esa rama de la filosofía, porque eso era imposible en la época, no existían los medios ni las condiciones. El doctor Antonio Caso, quien fue preceptor de Lombardo, prestigiado catedrático universitario, fue un filósofo idealista, espiritualista y ésta era asimismo la filosofía oficial de la Escuela de Altos Estudios y de la Universidad Nacional. Sin embargo, esa formación que adquirió Lombardo chocó con la realidad que atisbó a partir de su contacto con la clase social explotada, en la Universidad Popular Mexicana, y como él mismo lo explicaría, no le fue de utilidad para comprender las agudas contradicciones de una sociedad como la nuestra, con enormes rezagos, producto de tres siglos de coloniaje, que se agravaron por la afluencia de capitales extranjeros de la etapa del imperialismo económico, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, y más aún por la crisis del sistema capitalista mundial de la posguerra. En sus palabras, “Me di cuenta de que mis ideas… las que yo aceptaba, no estaban de acuerdo con la realidad”.[4] Poco a poco se fue alejando del idealismo espiritualista, que lo decepcionara, e inició una búsqueda de otras herramientas del saber, la que lo condujo al estudio por su cuenta de la obra de Marx y Engels, de la que inicialmente sólo tuvo una idea superficial, ya que el doctor Antonio Caso, en su cátedra, apenas si se refería muy ligeramente a esa escuela del pensamiento.
No habiendo encontrado obras de esos pensadores en México ni en español, más allá del Manifiesto del partido comunista, traducido y publicado en Argentina, y folletos de agitación popular, combativos, pero inexactos y con errores en las cuestiones medulares, inútiles para la comprensión a fondo de una obra sumamente rica y compleja como lo es el marxismo, aprovechó un viaje al extranjero que hizo en 1925, para visitar numerosas librerías en Nueva York, donde encontró algunos libros de Marx y Engels en lenguas extranjeras, y estableció convenios para que le enviaran otras conforme las fuera habiendo disponibles. Fue así como por fin pudo estudiar el marxismo y lo hizo de manera intensa, varias horas al día, diccionario en mano, invirtiendo meses y años. Era una persona con disciplina y hábito de estudio, por fortuna. Y al avanzar en sus nuevos conocimientos, dice Lombardo, “fui… confrontando… las nuevas ideas que yo adquiría con las que había recibido en la Universidad, y comprendí que la filosofía que yo había aceptado era falsa”.[5] Hacia inicios de la década de los treinta ya había consumado su nueva formación, a esa etapa de Lombardo ya como pensador marxista.
3. Algunas tesis fundamentales de Lombardo acerca de las Constituciones.
Los enfoques de Lombardo sobre las constituciones en general y las de México, en particular, como se colige de lo ya dicho en las anteriores líneas, no son las de un abogado constitucionalista, sino las más amplias de un pensador marxista que ve a la ciencia del derecho en su contexto objetivo y subjetivo, como parte de una realidad social concreta y como parte, asimismo del mundo de las ideas.

De hecho, Lombardo ejerció por poco tiempo como abogado, orientando a los trabajadores, como ya se dijo. Y su vida tomó otro rumbo, el de la lucha ideológica al más alto nivel, para impulsar el ritmo ascendente de la historia; el de la dirección sindical ejercida de manera magistral, en los planos nacional, latinoamericano y mundial, y el de la lucha política.

Resumiré enseguida algunas de las tesis marxistas fundamentales de Lombardo sobre las constituciones, serían éstas:

· Existe una relación de interacción entre la base económica de la sociedad y todas sus superestructuras, entre ellas la jurídica. No es una acción de la base económica sobre las superestructuras solamente, de carácter unilateral, como lo considera en marxismo vulgar, sino que es recíproca, simultánea y compleja. Es una acción que se da también entre las superestructuras, de manera múltiple: el arte, la ciencia, la cultura, el derecho, la religión, la filosofía, entre otras, todas éstas categorías influyen sobre la base económica de la sociedad y se influyen entre sí, aunque la base económica es la fuerza mayor de entre todo el conjunto, la que tiene mayor peso e influencia, pero siempre es relativa. No abundo en este tema fundamental, dado que la licenciada Martha Elvia García García lo ha desarrollado de manera muy correcta y didáctica.

· Una constitución, más que un acto jurídico, es político, pues es el resultado de la correlación de las fuerzas sociales en lucha en un momento dado; la orientación y contenido de la constitución depende, por tanto, de esa correlación de fuerzas; el que sea más avanzada o más retardataria; el que esté más al servicio de una clase social o de la otra.

· Por eso mismo, no hay ni puede haber fórmulas que determinen la extensión ni los alcances de una constitución, según pretendían los conservadores respecto a la de 1917; no hay reglas que decidan cuáles temas caben y cuáles no caben en ella. Todo eso lo resuelven las fuerzas sociales en lucha, la correlación entre ellas, el mayor o menor peso de unas y otras.

· Las constituciones de México han sido fruto, sobre todo, de las revoluciones, en su calidad de movimientos sociales penetrantes que han modificado la realidad nacional desde sus raíces con un sentido progresivo, que han implicado el cambio de clase social en el poder, o de fracción de clase. Al surgir un nuevo equilibrio de fuerzas al cabo de una revolución, se vuelve indispensable un nuevo estatuto que establezca las normas que regirán esa nueva realidad, distinta de la anterior. Las de mayor impacto social han sido la Revolución de Reforma y la Revolución de 1910, luego de que la Revolución de Independencia resolviera el problema de la dependencia política formal respecto de España, pero dejara sin solución las profundas contradicciones económicas y sociales que le dieron origen. Pero tanto la Revolución de Reforma como la de 1910, en cambio, transformaron profundamente la relación entre las clases sociales y demandaron normas constitucionales nuevas, hondamente diferenciadas de las anteriores.

· El que una constitución sea modificada pocas o muchas veces a lo largo del tiempo no necesariamente es reprochable; tampoco un hecho que deba exaltarse. No la vuelve por sí mismo mejor o peor. Si los cambios son muchos y frecuentes en una etapa, lo que eso refleja es que existe una lucha social viva, en desarrollo, misma que va produciendo cambios en la superestructura jurídica fundamental. Lo que importa es saber si tales cambios van en el sentido del progreso o del retroceso; si consolidan la soberanía de la nación, o la reducen; si fortalecen la independencia de México, económica y política respecto del imperialismo o la debilitan; si confirman conquistas populares, o las anulan. Durante la época de ascenso de la Revolución Mexicana, la Constitución fue objeto de numerosas modificaciones, la mayoría de ellas positivas; no ha sido el caso en el último cuarto de siglo, etapa en que la Carta magna ha sido objeto de retrocesos profundos.

· Porque cuando México vive etapas de ascenso de las fuerzas del progreso al servicio del pueblo, la Constitución registra cambios que la mejoran; cuando predominan las de la reacción, la Constitución sufre retrocesos.

Termino estos comentarios diciendo que Lombardo estudió a fondo, sobre todo, esas dos constituciones fundamentales de México, la de 1957 que alcanza su verdadero nivel al verse enriquecida con las Leyes de Reforma, y más todavía, la Constitución de 1917. A las dos las examina en su contexto histórico, como fruto de la correlación de fuerzas de la época, y en su dinámica, como resultado de luchas de clases que vienen de atrás, que siguen un curso; así también las analiza en la interacción más extensa entre la base social y las superestructuras diversas de uno y otro momento. Con frecuencia, realiza “radiografías” de ellas, donde pone en claro qué partes de su contenido están sanas y se mantienen vitales, y cuáles enfermaron y hasta perdieron su función activa.

Respecto a la de 1917, Lombardo pone de relieve sus pilares básicos, los que contienen ideas innovadoras, que responden a una realidad distinta, sin precedentes, los artículos 3º, 27 y 123, que convierten ese Estatuto en un instrumento cualitativamente diferente y superior a la de 1857 y al común de las constituciones regidas por el pensamiento liberal y propias del mundo capitalista, aunque no llega a ser un de tipo socialista y también explica las razones de que esto sea así. Estos artículos, el 3º, el 27 y el 123, los examinó a profundidad, poniendo en claro su carácter avanzado quizá más que ningún otro autor, lo que pudo hacer gracias a su formación marxista, a su conocimiento profundo de la realidad mexicana y a al carácter acucioso, metodológicamente riguroso con el que realizaba su actividad intelectual.

Además, siendo Lombardo un luchador social y político siempre activo, intervino en numerosas batallas, según el momento, desde la tribuna de la Cámara de Diputados, desde las páginas de las publicaciones donde difundía sus escritos o desde la posición de un dirigente sindical y/o político de alto nivel, y lo hizo en muchas ocasiones para defender la Constitución de las agresiones de los enemigos de la clase trabajadora, del pueblo y los de la nación, en sus permanentes intentos por hacerle cambios de carácter regresivo, o para denunciar las violaciones a su contenido avanzado que cometen esas fuerzas de manera sistemática; o en muchas otras ocasiones, impulsando cambios, adiciones, mejoras, para volverla un arma superior, al servicio de la nación y del pueblo.
fuente- correo MJL

1 comentario:

Unknown dijo...

Que interesante documento encontre en su pagina, el maestro Lombardo no solo fue un pensador marxista, sino fue maximo dirigente de la clase obrera en México.