lunes, 12 de octubre de 2009

El delito del SME

Samuel Maldonado B.
Lunes 12 de Octubre de 2009

Pretextos quiere el diablo y uno de éstos fue la controvertida elección para determinar a la dirigencia del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) que utilizó el gobierno para decretar la desaparición del organismo descentralizado Luz y Fuerza del Centro en el que, ahora confirmamos, que el PAN metió la pata. El bajo rendimiento operativo y las cuantiosas pérdidas económicas que sufre la empresa paraestatal se las cargan al muerto, sin considerar que como directos responsables son los funcionarios que han estado al frente de la misma empresa.

El SME tiene un largo historial caracterizado tanto en su lucha por los intereses de los trabajadores, como en la defensa de los recursos energéticos del país. Este sindicato ha denunciado en forma constante la privatización silenciosa no únicamente de la industria eléctrica nacional, misma que paulatinamente ha ido pasando a extranjeros, por encima de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Si efectivamente fuera real la preocupación de Calderón por la defensa de los intereses nacionales, por la aplicación de las leyes y los cuidados de los recursos económicos que pierde Luz y Fuerza (supuestamente 40 mil millones de pesos anuales) el gobierno ya hubiera hecho todo lo posible por recuperar los tres mil 500 millones de dólares que como impuesto produjo la venta de Banamex a City Bank o City Group. Esa cantidad, al tipo de cambio actual hubiera significado un ingreso de 47 mil 250 millones de pesos al erario y, además, tampoco se haría de la vista gorda ante la violación de la reglamentación que indica que ninguna autoridad gubernamental extranjera puede participar en forma alguna como accionistas, en agrupaciones bancarias nacionales.Decía el SME en alguno de sus múltiples impresos que el gobierno estaba empeñado en “transitar por el camino irreversible de la traición a la patria” y que tal como lo hacen los delincuentes, en forma “clandestina ha ido firmando acuerdos con numerosas empresas transnacionales” a efecto de entregarles en charola de plata agua, gas, petróleo y electricidad, “ lo que no es suyo, sino propiedad colectiva y social de todos los mexicanos, tal y como lo mandata la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

El pecado del sindicato ha sido pues, el de ser insistente en su denuncia; a principios del año anterior afirmó que de seguir el entreguismo gubernamental, para el 2011, el 50 por ciento de la capacidad instalada (63 mil MW) en todo el país, estaría en las manos de compañías extranjeras (españolas: 21.5 por ciento; francesas: diez por ciento, y el resto 29.5 por ciento empresas de EUA, Canadá y Japón) y que, además, las pérdidas económicas se debían a los subsidios otorgados a las centrales eléctricas privadas.Pero el delito más preocupante que ha cometido el SME es ser muy diferente al dócil sindicato de la millonaria Elba Esther Gordillo, que ha logrado que la educación cristiana privada vaya en incremento mientras la “laica” va desapareciendo. La maestra obtiene, en recompensa, la amistad de Felipe y puestos importantes para sus amigos. El SME, sindicato nacido en 1914, es diametralmente opuesto al de los institucionales, que heredaron de Jongitud Barrios, pura corrupción.

Tampoco tiene semejanza alguna con el que lidera Víctor Flores (Sindicato de Ferrocarrileros) con la misma conducta que lo hizo durante muchos años gente como Francisco Pérez Ríos o La Güera Rodríguez, multimillonarios líderes que usufructuaron para beneficio personal los recursos económicos de los trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad.El SME mantiene una posición de defensa de los intereses nacionales al combatir ideológicamente la serie de privatizaciones que en el país se han dado con los gobiernos neoliberales y conservadores como el que desde 2006 asaltó la Presidencia de México; tampoco se parece al Sindicato Nacional de Trabajadores de Petróleos Mexicanos, que han permitido inconstitucionalmente la parcial privatización de esta empresa.Un hachazo más ha propinado Felipe a la República.

El pretexto: el conflicto intersindical patrocinado, ahora lo vemos con mayor claridad, por la intervención descarada del partido conservador en el poder.Pero en fin, Calderón (perdón, el diablo) ha querido pretextos y ha metido la pata, recrudeciendo más el clima de guerra que tenemos en el país.
fuente- Cambio de Michoacan

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