lunes, 21 de diciembre de 2009

La Asamblea Popular que sacudió a Oaxaca


Alberto López Corresponsal
El Universal
Sábado 19 de diciembre de 2009

OAXACA, Oax.— Agobiada por la ancestral pobreza, la entidad oaxaqueña registró en 2006 el movimiento de protesta más importante de la primera década del siglo 21. Tuvo como máxima expresión la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), que en la actualidad se encuentra desarticulada.

Creada el 20 de junio de 2006, cuatro días después de que más de 2 mil policías fracasaron en su intento por desalojar a miles de maestros que se mantenían en plantón en alrededor de 52 calles del centro histórico de la capital, la APPO aglutinó a casi 400 organizaciones que demandaron la destitución del gobernador Ulises Ruiz Ortiz.

Tres años y seis meses después de su nacimiento, la APPO está desarticulada y sin rumbo, mientras los dirigentes de las disímbolas organizaciones que la crearon están confrontados en un clima de desconfianzas, reproches y acusaciones de traición. “El movimiento popular más importante del siglo 21 fue golpeado severamente por la represión, el terror y el miedo gubernamental, pero también por la traición, las negociaciones a espaldas del pueblo y por la debilidad ideológica de los líderes”, explicó el dirigente magisterial Azael Santiago Chepi.

La jornada de protesta inició el 15 de mayo de 2006 con un plantón por parte de unos 70 mil maestros de la sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en el primer cuadro de la ciudad, para demandar la rezonificación salarial por vida cara (una especie de sobresueldo de 100%).

En la madrugada del 14 de junio, policías estatales trataron de desalojar con toletes, gases lacrimógenos y perros a los mentores que defendieron sus posiciones con piedras y botellas.

Durante siete meses de 2006, la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca colapsó la vida de la capital y de unos 30 municipios. Más de mil barricadas impidieron la circulación vehicular, decenas de estaciones de radio y la señal oficial de televisión estuvieron bajo el control de los manifestantes que en ocho megamarchas hicieron sentir la irritación social.

Espacio para todos

El magisterio, agrupado en la sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), jugó un papel importante en el movimiento, pero en la Asamblea Popular había espacio para toda la inconformidad, desde académicos e intelectuales hasta amas de casa y chavos banda cuya vida nunca volverá a ser igual después de 2006.

Como movimiento magisterial y popular, la APPO empujó hacia la ingobernabilidad con la toma de oficinas, bloqueos de carreteras, protestas frente a más de 30 palacios municipales; estableció sus mecanismos de seguridad y justicia, y exigió por todos los medios “políticos y pacíficos” la caída de Ulises Ruiz Ortiz.

En agosto de 2006, mujeres, colonos y universitarios tomaron las instalaciones de la radio y televisión oficial y de las estaciones comerciales de radio que se convirtieron en el vehículo de comunicación del movimiento social, mientras que en las colonias, los vecinos crearon sus comités de seguridad que lograron la captura de ladrones.

Si bien el movimiento de protesta se centró en las marchas, tomas de palacios, bloqueos de carreteras, ocupación de oficinas públicas y la cancelación, por primera vez, de La Guelaguetza, conocida como la fiesta de los oaxaqueños —que consiste en la presentación de danzas y gastronomía indígena de las siete regiones del estado en los llamados Lunes de Cerro en el mes de julio—, la APPO realizó media docena de foros de discusión donde se elaboraron propuestas políticas para un nuevo gobierno democrático.

Con el paro magisterial, que dejó sin clases a un millón 300 mil alumnos en 13 mil planteles de la entidad, maestros disidentes expulsados de la sección 22 impulsaron el regreso a clases y con el apoyo de padres de familia y alcaldes afines al PRI tomaron escuelas y crearon módulos educativos. Más tarde formaron la opositora sección 59 del SNTE.

Finalmente el movimiento pagó “un alto costo” con la muerte de más de 26 personas y el encarcelamiento de cientos de activistas, admitió el líder magisterial, quien reprochó la actitud oportunista de los dirigentes del Partido de la Revolución Democrática (PRD), que “sacaron raja política” con el voto de castigo. En las elecciones presidenciales de ese año, el PRD ganó 10 de 11 diputaciones federales en Oaxaca.

Insisten en salida de Ulises

“Actualmente la APPO como esencia del movimiento se mantiene, pero perdió su rumbo en el segundo congreso constitutivo de febrero de este año, porque algunos líderes políticos quisieron controlarla para sus fines y la alejaron de su propósito fundamental que era crear una nueva forma de gobierno”, dijo Azael Santiago.

El reto de la sección 22 del SNTE es que la APPO cuente con una plataforma social para revertir las condiciones de pobreza; abata los rezagos sociales; destierre el autoritarismo, la impunidad y la corrupción, y eleve la calidad educativa con un nuevo modelo alternativo.

“No vamos a claudicar con nuestra exigencia por la salida de Ulises Ruiz Ortiz del gobierno de Oaxaca”, advirtió el líder Azael Santiago Chepi, quien en 2006, como muchos en el movimiento magisterial popular de resistencia, coreó la consigna más conocida de: ¡Ya cayó, ya cayó, Ulises ya cayó”.

A la distancia, el único que cayó de la gracia de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca fue el ex dirigente magisterial Enrique Rueda Pacheco, quien renunció en febrero de 2007, en medio de acusaciones de corrupción. Nadie conoce su paradero.

Para reactivar la APPO, la sección 22 del SNTE, informó Santiago Chepi, convocará a un congreso refundacional de cara a las elecciones locales de 2010, donde desde las bases se decidirá el futuro del movimiento popular.

fuente- el universal

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