A las cuatro de la tarde de este 16 de noviembre estaba convocada una concentración en el Zócalo de Oaxaca para repudiar la presentación del llamado “informe de gobierno” del asesino Ulises Ruiz Ortiz, a realizarse en el ex Palacio de Gobierno.
A las 4:30 de la tarde integrantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y maestros alcanzaban ya una cantidad considerable, sin embargo el despliegue de un operativo para-policiaco también era de grandes proporciones, con cientos de policías rodeando calles aledañas al Zócalo, a lo que se sumaba una fuerte cantidad de agentes vestidos de civil, porros y policías de todas las corporaciones rodeando y al interior del Palacio. Sin embargo este intento de intimidación sobre el pueblo no fue suficiente, pues el coraje y la indignación contra el asesino Ulises Ruiz pudo más, lo que impulsó a muchos de los manifestantes a irrumpir sobre el cerco de vallas metálicas que rodeaban el Palacio de Gobierno.
La confusión invadió a los acarreados quienes se dispersaron rápidamente abandonando las sillas metálicas instaladas frente al Palacio, las pantallas que se encontraban funcionando fueron apagadas, y el lugar se lleno de los únicos “simpatizantes” que ha tenido y seguirá teniendo Ulises Ruiz, es decir cientos de policías, a la vez que decenas de cámaras desde los balcones del Palacio y en tierra grababan a los manifestantes.
La policía tomó posiciones desde las azoteas de edificios aledaños amenazando con disparar gases lacrimógenos, mientras tanto a unos cuantos metros de la puerta central del lugar donde se realizaría el “informe” continuaban los jaloneos y el intercambio de proyectiles, policías municipales y estatales reforzaron el cerco en calles aledañas, haciendo revisiones arbitrarias sobre personas que transitaban en esas calles.
Mientras tanto desde el kiosco donde se encontraba instalado el sonido a través del cual la dirigencia magisterial de la Sección XXII lanzaba llamados a la calma e incluso a un rápido retiro de la manifestación del Zócalo, lo que fue rotundamente rechazado por el pueblo; maestros de base y pueblo en general quienes con una rechifla y gritos expresaron su descontento ante esta intención; obligando al secretario general de la Sección XXII del magisterio, Azael Santiago Chepi a bajar del kiosco y participar de la protesta, lo que no duró mucho tiempo pues Santiago Chepi se retiró tras unos minutos.
Las consignas hicieron retumbar el Zócalo de Oaxaca nuevamente, vibrantes voces de enojo e indignación, de exigencia de justicia expresaban su repudio a los asesinos reunidos en el Palacio de gobierno, ¡Ni perdón ni olvido castigo a los asesinos!, ¡Porque vivos se los llevaron vivos los queremos!, ¡Les guste o no les guste les cuadre o no les cuadre! ¡Oaxaca! ¡Oaxaca Ingobernable!, ¡Asesinos! ¡Asesinos! Se escuchaba desde la multitud enardecida ante la presencia de cada vez más policías de civil, porros, paramilitares, policías municipales, de la Policía Auxiliar Bancaria Industrial y Comercial, Policías Estatales, de la Agencia Estatal de Investigación y otros tantos represores de apariencia militar, únicos espectadores del “informe de gobierno” dado que toda la parafernalia con la que el gobierno pretendía presentar una situación de normalidad en Oaxaca había fracasado, siendo abandonada frente al edificio, cientos de sillas vacías y pantallas gigantes apagadas.
Al anochecer la manifestación continuaba, mientras escoltas se movilizaban en los alrededores del Palacio, abordando lujosas camionetas con vidrios polarizados que arrancaban rápidamente para salir del Centro Histórico de Oaxaca; las consignas continuaron recordándole al mayor asesino de Oaxaca: ¡Ojo por ojo, diente por diente Ulises Asesino la cuenta esta pendiente!
A las 4:30 de la tarde integrantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y maestros alcanzaban ya una cantidad considerable, sin embargo el despliegue de un operativo para-policiaco también era de grandes proporciones, con cientos de policías rodeando calles aledañas al Zócalo, a lo que se sumaba una fuerte cantidad de agentes vestidos de civil, porros y policías de todas las corporaciones rodeando y al interior del Palacio. Sin embargo este intento de intimidación sobre el pueblo no fue suficiente, pues el coraje y la indignación contra el asesino Ulises Ruiz pudo más, lo que impulsó a muchos de los manifestantes a irrumpir sobre el cerco de vallas metálicas que rodeaban el Palacio de Gobierno.
La confusión invadió a los acarreados quienes se dispersaron rápidamente abandonando las sillas metálicas instaladas frente al Palacio, las pantallas que se encontraban funcionando fueron apagadas, y el lugar se lleno de los únicos “simpatizantes” que ha tenido y seguirá teniendo Ulises Ruiz, es decir cientos de policías, a la vez que decenas de cámaras desde los balcones del Palacio y en tierra grababan a los manifestantes.
La policía tomó posiciones desde las azoteas de edificios aledaños amenazando con disparar gases lacrimógenos, mientras tanto a unos cuantos metros de la puerta central del lugar donde se realizaría el “informe” continuaban los jaloneos y el intercambio de proyectiles, policías municipales y estatales reforzaron el cerco en calles aledañas, haciendo revisiones arbitrarias sobre personas que transitaban en esas calles.
Mientras tanto desde el kiosco donde se encontraba instalado el sonido a través del cual la dirigencia magisterial de la Sección XXII lanzaba llamados a la calma e incluso a un rápido retiro de la manifestación del Zócalo, lo que fue rotundamente rechazado por el pueblo; maestros de base y pueblo en general quienes con una rechifla y gritos expresaron su descontento ante esta intención; obligando al secretario general de la Sección XXII del magisterio, Azael Santiago Chepi a bajar del kiosco y participar de la protesta, lo que no duró mucho tiempo pues Santiago Chepi se retiró tras unos minutos.
Las consignas hicieron retumbar el Zócalo de Oaxaca nuevamente, vibrantes voces de enojo e indignación, de exigencia de justicia expresaban su repudio a los asesinos reunidos en el Palacio de gobierno, ¡Ni perdón ni olvido castigo a los asesinos!, ¡Porque vivos se los llevaron vivos los queremos!, ¡Les guste o no les guste les cuadre o no les cuadre! ¡Oaxaca! ¡Oaxaca Ingobernable!, ¡Asesinos! ¡Asesinos! Se escuchaba desde la multitud enardecida ante la presencia de cada vez más policías de civil, porros, paramilitares, policías municipales, de la Policía Auxiliar Bancaria Industrial y Comercial, Policías Estatales, de la Agencia Estatal de Investigación y otros tantos represores de apariencia militar, únicos espectadores del “informe de gobierno” dado que toda la parafernalia con la que el gobierno pretendía presentar una situación de normalidad en Oaxaca había fracasado, siendo abandonada frente al edificio, cientos de sillas vacías y pantallas gigantes apagadas.
Al anochecer la manifestación continuaba, mientras escoltas se movilizaban en los alrededores del Palacio, abordando lujosas camionetas con vidrios polarizados que arrancaban rápidamente para salir del Centro Histórico de Oaxaca; las consignas continuaron recordándole al mayor asesino de Oaxaca: ¡Ojo por ojo, diente por diente Ulises Asesino la cuenta esta pendiente!
fuente- kaos en la red
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