lunes, 15 de marzo de 2010

El hombre más rico del mundo vive inmerso en un país donde subsisten millones de pobres

Carlos Slim Helú
Carlos Slim Helú

Vergüenza, horror, orgullo, satisfacción o resignación.

Qué es lo que debemos sentir los mexicanos, dentro y fuera del país, cuando la revista Forbes da a conocer que México tiene al hombre más rico del mundo, planeta poblado por casi 7 mil millones de seres humanos.

Qué es lo que se tiene que sentir cuando nos percatamos que la migración campo-ciudad se multiplica por la carencia de empleos en las zonas rurales del país.

Cuál debe ser el sentimiento, ante la noticia de Forbes, cuando el flujo migratorio de indocumentados, México-Estados Unidos, aumenta ante la ausencia de fuentes de trabajo en las zonas urbanas del territorio nacional y, desde el momento, en que la economía informal (desempleo disfrazado) es la que empieza a predominar en en el territorio nacional.

Qué debemos decir, al conocer que Carlos Slim Helú, tiene poco más de 53 mil millones de dólares, cifra que lo ubica en el primer lugar de los hombres de más poderosos de la Tierra en cuando a dinero se refiere, en tanto millones de mexicanos subsisten con 200 pesos al mes?

CRECIÓ NÚMERO
DE POBRES

Pero, qué tenemos que objetar en el momento en que nos enteramos que, en contraste a la fortuna, del mexicano de ascendencia libanesa, La proporción de pobres en el país se elevó en 20 por ciento, entre 1900 y 1940, al pasar de 34 a 54 puntos porcentuales la población que residía en estados con PIB per cápita no mayor al 70 por ciento de la media nacional. Desde entonces se ha dado un incremento paulatino y constante, al grado que en el 2004 se tiene el mismo porcentaje de pobres interestatales relativos que se habían registrado hace 110 años, en 1900 (34 por ciento).

Hay algo que argumentar cuando nos enteramos que una mesera de la cadena de restaurants Sanborns (cuya propiedad es o fue de Carlos Slim) después de 30 años de trabajo, es liquidada con $ 15,000.00 (quince mil pesos) por todo el lapso mencionado.

En México, mientras muy pocos satisfacen sus necesidades alimentarias sin problema alguno, la Canasta Submínima (CSM) por persona, a precios de agosto de 1996, asciende a $ 7, 693.00 pesos anuales. Esto es, un promedio de 2.80 dólares diarios
por persona.

El costo anual por individuo de la Canasta Normativa de Satisfactores Esenciales (CNSE) que determina la línea de pobreza, es de $ 19, 975.00 pesos, esto es 7.30 dólares diarios
por individuo.
De esta manera, un integrante de una familia está en condiciones de pobreza cuando su ingreso familiar per cápita es inferior al costo de la CNSE. De ahí que la persona se encuentra en condiciones de pobreza extrema si el monto promedio per cápita de su ingreso familiar no alcanza siquiera a cubrir el costo de la CSM.

Es decir, que no cubre las necesidades más apremiantes de alimentación, vivienda y otras partidas menores que normalmente no se reciben por medio de transferencias gubernamentales.


Los niveles de pobreza se acrecientan cuando los ingresos promedio de la sociedad tienden a disminuir o los índices de concentración del ingreso a incrementarse. Por el contrario, la pobreza y la pobreza extrema disminuye en términos relativos cuando el crecimiento económico acrecienta los ingresos promedio o cuando fenómenos económicos y sociológicos tienden a reducir las desigualdades más apremiantes de
la sociedad, en especial cuando aumenta la participación en el ingreso de los deciles de la población con menores recursos.

DATOS DUROS
DE LA MISERIA

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, CONEVAL, proporciona la radiogafía de la miseria en México:
Alrededor de 49 millones de mexicanos –45.8 por ciento de la población nacional– enfrentan algún grado de inseguridad alimentaria. De ellos, 23 millones tienen serios problemas de acceso a la alimentación, es decir, dejaron de comer un día o de hacer alguna ingesta porque carecían de recursos económicos para ello.

El porcentaje de personas en inseguridad alimentaria –con datos de 2008– es superior al que el mismo organismo (CONEVAL) reportó en julio, basado únicamente en el ingreso: 18.2 por ciento –19.5 millones de mexicanos– carecía de recursos para adquirir la canasta básica, esto es, 3.5 millones menos de los que se reportan ahora.

De acuerdo con la última medición, el derecho a la alimentación significa que todos los individuos deben “disfrutar del acceso físico y económico a una alimentación adecuada y los medios para obtenerla. No padecer hambre es el mínimo nivel que debe estar garantizado dentro del derecho a
la alimentación”.

Los datos reportados indican que 24.2 por ciento de la población vive en un grado de inseguridad alimentaría leve, 12.8 por ciento en grado moderado y 8.8 por ciento en un nivel severo. Esto arroja un total de 48.8 millones de personas en algún grado de inseguridad alimentaria.

Otras Fuentes de información, como la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), también proporciona cifras:

MÁS DE 35 MILLONES DE
MEXICANOS EN PROBLEMAS

En la actualidad, de acuerdo con nuestros cálculos, más de 35 millones de mexicanos no tienen ingresos suficientes para adquirir el costo de la CSM, que, como se sabe, incluye principalmente el gasto básico en alimentación, vivienda y otros enseres menores. Las tendencias apuntadas en la pobreza extrema se habrían acompañado de aumentos sistemáticos y consistentes en los índices de pobreza no extrema: de 8.1% en 1963 se habría aumentado a 41.7% en 1992, y se habría mantenido en una cuantía semejante en los siguientes años, para alcanzar 42% en 1996.

Hay más:
La suma de pobres extremos y pobres no extremos constituye el número total de personas en condición de pobreza. Su tendencia de largo plazo refleja con toda claridad la interrupción del crecimiento económico y del proceso redistributivo del ingreso a partir de los ochenta, toda vez que la incidencia de la pobreza total se habría reducido de cerca de 78% en 1963 a sólo 58% en 1984; se habría mantenido relati-vamente inalterada durante el resto de los ochenta, y habría repuntado de manera significativa en los siguientes años para alcanzar cerca de 80% en 1996, incidencia ligeramente mayor que la que se había registrado en el país 33 años antes.

La Secretaría de Desarrollo Social, aporta más detalles:
Si bien la incidencia de la pobreza en términos relativos sería similar en la actualidad que hace tres décadas, la incidencia absoluta es notoriamente mayor en la actualidad, toda vez que, por el crecimiento de la población nacional, de 30 millones de personas que vivían en condiciones de pobreza en 1963 se habría pasado a cerca de 74 millones en 1996.

De especial relevancia parece ser el acrecentamiento de la pobreza en la primera mitad de los años noventa.

En el primer bienio (1992-1994) uno de cada dos mexicanos que aumentaron la población entró a formar parte del grupo de pobres extremos y uno de cada cinco en el de pobres no extremos; esto es, cerca de ocho de cada diez nuevos mexicanos que aumentaron la población en ese bienio se incluirían en la categoría de pobres, lo que demuestra que la profundización de la pobreza habría tenido proporciones marginales de profundas dimensiones.
Sin embargo, es en el bienio siguiente (1994-1996), al estallar la crisis de 1995, cuando los índices marginales de pobreza se disparan. En ese bienio, en tanto que la población se habría incrementado en 3.2 millones de personas, el número de mexicanos en condiciones de pobreza extrema habría aumentado en cerca de 4.8 millones de personas y en 3 millones más el número de personas en pobreza no extrema.

Esto es, dos y media veces más que el crecimiento de la población habría pasado a formar parte de la población pobre del país (ver tabla 1.3). A la luz de estas tendencias queda en claro que una crisis económica como la de 1995, con su cauda de recesión, desempleo, subempleo y reducción de los ingresos reales de la mayoría de la población, se traduce en incrementos importantes en los niveles de pobreza y de pobreza extrema, no obstante el leve proceso redistributivo del ingreso que se habría presentado en esos años.

POBREZA Y POBREZA
EXTREMA…

Para 1996 México manifiesta una población en condiciones genera-lizadas de pobreza y de pobreza extrema, que se vuelve más lacerante al considerar las condiciones preva-lecientes en las regiones con el mayor atraso del país. De acuerdo con nuestros cálculos, los mayores índices de pobreza extrema —incidencia mayor que el promedio nacional— se registran en las regiones centrales y sureñas, como la Golfo Centro, con 48%; la región Centro, con 50.8%; la Centro Norte, con 49.5%; la Peninsular, con 47.7% y, en especial, la región Pacífico Sur, con 67.9%.

Por el contrario, la región Capital y las regiones Golfo Norte, Norte y Pacífico Norte registran incidencias de pobreza extrema del orden de 24 a 28 por ciento (ver tabla 1.4). De hecho, hay una clara asociación inversa entre la incidencia de la pobreza extrema y los niveles de producto per cápita de las regiones, como lo muestra un coeficiente de correlación r = – 0.776, que es significativamente diferente de cero a 99 por ciento de probabilidad estadística.

La incidencia de la pobreza total sigue una pauta similar (r = – 0.792), aunque en este caso da cuenta de la situación tan lamentable de bienestar de las regiones más atrasadas, ya que regiones como las centrales y sureñas registran incidencias de pobreza cercanas o mayores a 90% de la población local.

Desafortunadamente en países como México, las regiones más pobres concentran una proporción signifi-cativa de la población, estimándose que para el 2000, en las cinco entidades que presentan índices de marginación muy altos (Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Veracruz e Hidalgo) vivía el 20 por ciento de la población (19.6 millones de personas) y en nueve más -con marginación alta-, vivía un 23 por ciento adicional de los habitantes (Conapo, 2002:17-18).

En suma, casi la mitad de la población de México vive en regiones atrasadas, algunas de las cuales, se han encontrado en esta condición de rezago relativo desde principios del siglo pasado (Wong, 2001), lo cual ha inducido a plantear desde hace años, que podría estarse presentando un fenómeno de causación acumulativa del atraso entre las regiones mexicanas (Leimone, 1973).

Entre 1900 y 1950 por ejemplo, el porcentaje poblacional que residía en entidades con un PIB estatal per cápita (PIBEpc) por abajo del promedio, pasó de 65 por ciento a casi tres cuartas partes del total.

A partir de entonces y hasta 1975, esta proporción de pobres relativos se redujo gradualmente hasta llegar a la mitad. Visto así, a partir de 1980 se presentó un repunte de pobres relativos que ha venido creciendo ininterrum-pidamente, de manera que actualmente la proporción poblacional que reside en entidades por debajo del PIB promedio nacional es de 69 por ciento, la cual apenas si es 3 puntos porcentuales menor a la que se registró en 1940; En este sentido, se ha dado un claro retroceso con respecto a lo logrado en los 70´s.

MÁS DE CONEVAL

*Entre 2006 y 2008, el porcentaje de personas en condición de pobreza alimentaria a nivel nacional aumentó de 13.8% a 18.2%.

*Entre 2006 y 2008, el porcentaje de personas en condición de pobreza de patrimonio en el país se incrementó de 42.6% a 47.4%.

*El porcentaje de hogares en viviendas con piso de tierra en el 20 por ciento de la población más pobre del país se redujo de 22.3% en 2006 a 18.9% en 2008.
*El porcentaje de personas de 65 años y más que no trabajaban y no recibían pensión decreció de 90.8% en 2006 a 70.2% en 2008, entre el 20 por ciento de la población más pobre del país.

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) presenta las estima-ciones de pobreza por ingresos a nivel nacional y para los ámbitos rural y urbano correspondientes a 2008, las cuales fueron realizadas con base
en la información de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2008, dada a conocer el 16 de julio de 2009 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Con la finalidad de asegurar la comparabilidad y consistencia de los resultados en apego a los criterios de rigor técnico y de transparencia establecidos en la Ley General de Desarrollo Social (LGDS), y como parte de un convenio de colaboración entre el CONEVAL y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ambas instituciones desarrollaron, de manera indepen-diente, las estimaciones de pobreza por ingresos 2008 y se obtuvieron los mismos resultados.

Y sin embargo, todo México es territorio Telcel.

fuente- el correo de oaxaca

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