Jaime Avilés Ayer, el tiempo cumplió 90 años desde que el general Emiliano Zapata, en medio de una feroz balacera, escapó a galope tendido de la hacienda de Chinameca, hacia la sierra de Puebla donde, afirman quienes lo vieron hace poco, no cambia, no envejece, es el mismo de siempre. Por eso no tienen sentido las ceremonias luctuosas que organiza el oficialismo para celebrar su muerte, es decir, la supuesta derrota de uno de los héroes más populares y trascendentes en la historia de nuestro país. Desde su refugio, Zapata observó cómo el motivo de su levantamiento en armas fue clave para el desarrollo del México del siglo XX.
Hoy, mientras contempla la agonía del sistema que él mismo y de la manera más humilde ayudó a construir, espera la llegada de 2010 con renovadas esperanzas. Sabe que tras el fracaso de los comicios del 5 de julio, el Legislativo se sumará a la lista de los poderes ilegítimos, como hoy por hoy lo son el Ejecutivo y el Judicial. Sabe también que entonces el pueblo tendrá el inalienable derecho de invocar el artículo 39 de la Constitución, que lo autoriza, en todo momento, a cambiar la forma de su gobierno”, para iniciar ahora la nueva revolución pacífica que habrá de fundar la cuarta república.El fraude que vieneEn efecto, una vez más, el partido de la ultraderecha católica, mejor conocido como PAN, se alista para robarse las elecciones de julio, que renovarán los 500 asientos de la Cámara de Diputados, varias gubernaturas y numerosas presidencias municipales.
Esta columna, sábados atrás, habló de la alianza que existe, y que nadie ha desmentido, entre Elba Esther Gordillo, líder vitalicia del mayor sindicato de América Latina (más de un millón de afiliados) y el “gobierno” (o lo que sea) de Felipe Calderón, para darle al PAN la mayoría legislativa que requieren los que aún pretenden consumar la privatización de Petróleos Mexicanos.El acuerdo consiste, se dijo aquí, en que Gordillo obtendrá de los gobernadores priístas que le deben favores todos los votos que necesita Calderón; éste, a cambio, le permitirá designar a los nuevos jueces del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, con lo que ella terminará controlando, con ese filtro, todos los sindicatos de trabajadores al servicio del Estado a lo ancho y largo del país. Claro está que para hacer posible esta tragedia, el público tiene que presenciar una comedia, y ésta ha comenzado a actuarla Germán Martínez, el bulldog que funge como líder del PAN.
Su estrategia es más que obvia: ha lanzado incesantes acusaciones en contra de figuras del PRI –sobre todo Manlio Fabio Beltrones–, con un doble propósito: negar la existencia del movimiento y de los partidos que apoyan a Andrés Manuel López Obrador, y permitir que entren a la pista los conocidos payasos del circo, o sea, los expertos en encuestas.“...desde finales de 2008 y durante enero y febrero de 2009, la gran mayoría de las encuestas de opinión daban puntero al PRI en rangos que estaban entre 40 y 44 por ciento de la intención de voto; asimismo, el PAN se ubicaba en una segunda posición con números entre 25 y 33 por ciento, mientras que el PRD estaba entre 15 y 16 por ciento”, escribe Alberto Aziz Nassif en El Universal del martes 7 de abril. Y añade:“En marzo, dos mediciones han modificado el escenario (...) GEA-ISA reportó una diferencia (de) 39 al PAN y 41 al PRI. Después, Berumen reportó una caída del PRI de casi 10 puntos, por lo cual pasó de 39.9 que tenía en febrero a sólo 30.3 hacia finales de marzo. En esta encuesta el PAN sólo logró avanzar dos puntos, de 25.1 a 27.4, en tanto que el PRD perdió tres puntos y pasó de 15.4 a 12.2. Si el PRI y el PRD perdieron votantes y el PAN sólo avanzó en forma marginal, ¿al PRI le pasa hoy lo que sucedió con López Obrador en marzo de 2006?”, se pregunta el analista.Esta columna recuerda que, en efecto, después de ir muy arriba en todas las mediciones, López Obrador cayó y Calderón empezó a subir, en marzo de 2006, no porque ello ocurriera en la realidad sino porque así lo dijo la agencia GEA-ISA, que pronosticó desde ese momento la “victoria” del panista. Aquel desplante fue un banderazo de salida, o una orden a la que se plegaron el resto de los encuestadores, avalados, claro está, por la televisión. Pero nada de eso era cierto y mucho menos gratuito.En su edición de ayer, La Jornada reveló que en 2006, el gobierno de Vicente Fox, a través de la Secretaría de Gobernación que dirigía Carlos Abascal Carranza, contrató los servicios de GEA-ISA para que favoreciera a Calderón en las encuestas para la Presidencia. Mediante el Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), escribe la reportera Elizabeth Velasco, “se localizó el contrato 6800000268, celebrado en febrero de 2006”. En los próximos días, el IFAI tendrá que hacerlo público.
Lo que salga a flote explicará por qué el entonces director de GEA-ISA, Guillermo Valdés, hoy es titular del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen, la KGB mexicana), o por qué uno de los principales accionistas de GEA-ISA, Jesús Reyes Heroles, es hoy director general de Pemex.La torpeza del dúo que forman Martínez y Calderón es palpable. Quieren hacernos creer que durante los dos primeros meses de 2009, mientras el dólar se iba a las nubes y se perdían 6 mil empleos cada 24 horas; el diesel subía de precio cada semana y la inflación batía sus propios récords, la gente, gracias a los ladridos del bulldog, comprendió que el PAN era la única fuerza política que podía salvarla del PAN, y por lo tanto decidió darle la espalda al PRI y mandar al sótano a López Obrador. Ajá. Suena ridículo, ¿no es cierto? Pues cuidado, porque la televisión no tardará en proclamar a toda hora la patraña del “milagroso” repunte del PAN, que arrasará el 5 de julio, aunque ese día nadie vaya a las urnas.
¿Para qué quiere Calderón votantes si ya tiene a la señora Gordillo? A principios de esta santa semana, la temible dirigente del magisterio recibió en una bandeja la cabeza de Josefina Vázquez Mota, ahora ex secretaria de Educación Pública, su enemiga más aborrecida. Esta, al entregar el cargo, en una ceremonia acompañada por Calderón, empezó a temblar como maraca y debieron llevarle una silla para que se sentara. ¿Era un ataque de pánico? ¿Tan indefensa se sintió, ya sin poder, a merced de doña Elba Estéril? Ay, nanita.Vázquez Mota condenó al hambre a más de 80 trabajadoras de la Dirección Nacional de Educación Indígena, que llevan más de dos años sin cobrar un peso. ¿Temblaba quizá de arrepentimiento por su crueldad? Quién sabe.
Lo cierto es que ahora que la tiene de patitas en la calle, el bulldog asegura que Josefina será número uno en las listas del PAN y líder del Congreso. El feroz cánido olvida que eso mismo le prometió a César Nada (o Nava), cuando el pálido abogado de Calderón salió de Los Pinos a “levantar” la campaña panista, sin que hasta la fecha haya producido una sola frase polémica, una idea defendible o algo más que su deprimente fotografía colgada en mantas de plástico por toda la ciudad.
Ojalá que Guillermo Zapata, el caudillo del son, componga una pieza titulada “alerta, alerta, hay fraude en puerta”, para que la bailemos en las marchas contra el fraude que viene.
fuente- la jornada
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