miércoles, 29 de abril de 2009

CON RESPECTO A LAS EPIDEMIAS


Es verdad que en algunos países “desarrollados”, la fabricación y el resguardo de armas biológicas y químicas es un asunto de prioridad estratégica para los gobiernos de esas naciones. Solamente, a modo de ejemplo, LA VIRUELA NO HA SIDO ERRADICADA DEL PLANETA como nos lo han hecho creer; sino que EEUU, Inglaterra y Rusia la conservan en laboratorios de máxima seguridad para el desarrollo de armas biológicas.

También es cierto que los gobiernos de esas mismas naciones “industrializadas” han convertido al continente africano en un laboratorio continental para “estudiar” las enfermedades más nocivas y devastadoras que tienen la etiqueta inconfundible de manufactura humana; de hecho, parece ilógico que una enfermedad como el Ébola, siendo tan contagiosa, no se haya difundido a todo el planeta, sino que se tiene un control absoluto sobre ella pero, entonces, si se le tiene cercada, ¿por qué no se ha erradicado dicha enfermedad? Pues la explicación más lógica es que se experimenta con ella a costa de la vida de centenares de africanos que no tienen más valor para los gobiernos que se hacen llamar “civilizados”, que el de “conejillos de indias” humanos, a cuyos deudos no les deben ninguna explicación ni indemnización bajo la infame coartada de que se trata de una “epidemia” nueva propiciada por la mutación natural de los virus.Sin embargo, pienso que es necesario abordar todas las posibilidades para definir las causas de la “epidemia de influenza porcina” que supuestamente está asolando a nuestro país.

Si bien es cierto que podría tratarse de un experimento biológico, en donde las industrias de Ronald Rumsfeld (ex secretario de Defensa de George W. Bush, y directivo desde hace 20 años del laboratorio Gilead Sciences, Inc., la firma con sede en California que fabrica y posee los derechos de "Tamiflu", el supuesto remedio contra la influenza porcina que aterroriza al mundo) resultarían ampliamente beneficiadas, cualquier epidemiólogo, médico e investigador biomédico que se respete, sabe que eso sería sumamente riesgoso, y más aún, hacerlo en el “patio trasero” de EEUU, o sea, México.No, no pienso que sea así (al menos en esta ocasión).

Sin la intención de parecer simplista, a veces la explicación más simple suele ser la más adecuada.Desde los primeros avisos alarmistas que inusitadamente el (des)gobierno de México hizo llegar a la población, avivados por la “caldera mediática” de rumores, mentiras y sensacionalismos en que se han convertido los mal llamados “medios de comunicación masiva” en nuestro país (entiéndase televisión y radio, principalmente), se han dado inconsistencias respecto de lo que sería el desarrollo de la infección por influenza porcina considerando los matices de emergencia epidemiológica con los que lo han adornado.

La primera inconsistencia es el origen de la infección. Los primeros reportes la ubicaban, con mucha precisión (aspecto poco común en este tipo de casos), en la ciudad de Jalapa, Veracruz. Pero, posteriormente, el origen fue fijado en el estado de California, en EEUU, hecho que no deja de parecer extraño en el sentido de que en el vecino país (siendo tan paranoico) no hay una emergencia epidemiológica al respecto.

Incluso, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, tan solo emitió un breve mensaje a sus compatriotas que viajen a México que se sintetiza en que “tomen precauciones”, sin darle mayor importancia a la gravedad con la que el (des)gobierno de México ha divulgado el problema.Otra incongruencia es que sea el Distrito Federal (DF), la ciudad con más casos de supuestas defunciones causadas por el virus de la influenza porcina, dado que los brotes primarios no se dieron en dicha ciudad.

Claro está que esta incidencia en el DF podría explicarse en el sentido de que, al estar más poblada, la proporción de casos se traduce en un número neto mayor de los mismos; eso es correcto.Pero, lo que no tiene sentido es que, precisamente por tratarse de una ciudad muy poblada, el número de casos se dé en forma unitaria (por ejemplo, siete defunciones en un día, cuatro defunciones en otro), y no en una progresión geométrica como se esperaría en estos casos. Para ilustrar esto se puede analizar de la siguiente manera: si siete personas murieron en un día por causa de la influenza porcina, podemos suponer que, por lo menos, siete familias estuvieron expuestas al contagio (hago esta suposición pues en los informes oficiales no se especifica si las personas fallecidas eran familiares entre sí o si son casos sin relación alguna).

Cada miembro de cada familia pudo tener contacto con personas de su vecindario, de su trabajo, o en un medio de transporte público. Por lo tanto, en una ciudad de 20 millones de habitantes, estaríamos hablando de un número mucho mayor de muertos por influenza cada día y en orden creciente exponencial. Con esto NO PRETENDO MINIMIZAR las muertes ocasionadas por influenza porcina (y me refiero a las verdaderas pues, según los reportes dados a conocer el pasado sábado 25 de abril, por la Secretaría de Salud de México (SSA), de las 81 muertes relacionadas con el virus de la influenza porcina solamente 20 habían sido confirmadas para ese mal).

Por el contrario, es importante enfatizar que la planeación por parte del Estado mexicano es nula en materia de salud pública (al igual que en otros muchos rubros), pues es imperdonable que haya más de 10 casos fatales, a nivel nacional, debidos a una enfermedad estacional fuera de época.

Tan solo baste recordar que en el año en que se decretó la vacunación infantil masiva para la prevención de la poliomielitis (que actualmente se sigue aplicando para la erradicación de dicha enfermedad), fue una medida urgente (en donde NO se escatimó en el costo) y fue la respuesta a la alarmante cantidad de SIETE CASOS de poliomielitis declarada, en todo el país; en ese tiempo LA POBLACIÓN SÍ ERA IMPORTANTE para el gobierno. Sin embargo, hoy en día, el (des)gobierno de México escatima demasiado los recursos.

Por ejemplo, para hacer frente a la supuesta emergencia epidemiológica que nos aqueja, solamente gastó el dinero necesario para vacunar a los trabajadores de la salud y NO para vacunar a TODA la población. Su excusa fue, en principio, que no había suficiente dinero para ello, pero NO HA ESCATIMADO EN GASTAR (hasta el día de hoy) MILES DE MILLONES DE PESOS DEL ERARIO EN PROPAGANDA ELECTORAL, la cual es transmitida en cualquier hora del día en los “medios masivos de comunicación”, tratando de legitimar a un (des)gobierno panista inepto y a un Instituto Federal Electoral (IFE) moribundo y falto de credibilidad total.Después, ese mismo (des)gobierno de la República, trató de componer su postura y declaró que el virus era nuevo, una mutación repentina para la cual no había todavía una vacuna y por eso no se había comprado para toda la población.

Entonces, ¿por qué habían vacunas para los trabajadores de la salud contra el “nuevo virus”, y hasta el mismo secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, posó frente a las cámaras de televisión y de la prensa para que lo vacunaran? Ésta fue otra incongruencia grave.Otra cuestión absurda ha sido la de fijar para el 6 de mayo de 2009 el regreso a las clases en todos los niveles de educación, como si el (des)gobierno de la República tuviera el don de adivinar el futuro y asegurar que para tal fecha la epidemia quedará erradicada. En los casos de emergencia epidemiológica, en cualquier parte del mundo, NUNCA se establece con tanta precisión cuándo se establecerá el control total de una epidemia.

SIEMPRE se establecen estimaciones, pero A LA POBLACIÓN NO SE LE EXPONE por una simple estimación, sino que se le libera del estado de emergencia hasta cuando se pueda garantizar su seguridad y ese momento es incierto hasta el último momento.Por si no fueran suficientes, aquí va otra más de las inconsistencias del (des)gobierno frente a la supuesta epidemia: En el DF se han suspendido las clases en todos los niveles de educación, se ha prohibido la entrada del público a los partidos de fútbol y a otros eventos tanto de diversión como culturales, se ha decretado el cierre de restaurantes, se han promovido las reuniones multitudinarias de cualquier tipo… Pero no se han cerrado los grandes consorcios comerciales de tiendas de autoservicio en donde se han aglomerado cientos de personas, a la vez, para realizar “compras de pánico”, y en donde no nada más ganan dinero esas tiendas, sino también todas las empresas de las marcas de los productos que en ellas se venden.

Tampoco se ha prohibido el éxodo de miles de capitalinos que, viendo la oportunidad de tomarse unas nuevas vacaciones, gracias a la farsa epidemiológica, han emigrado sin que el (des)gobierno de la República haga nada por impedirlo para prevenir un posible contagio desde el DF hacia los demás estados de país, en el caso (claro está) de que la epidemia fuera real.En fin, los cuestionamientos son muchos pero eso no es lo más grave de la situación.

Las razones y las consecuencias ocultas son las que generarían una verdadera alarma y pánico:

1) Yo espero, honestamente, que la epidemia de influenza porcina sea un hecho real para no pensar, en que es un simulacro ampliamente orquestado (aunque mal planeado) para establecer un “ESTADO DE EXCEPCIÓN” (disfrazado de epidemia), ya que recientemente las cámaras legislativas de nuestra Nación le rechazaron a felipe calderón la iniciativa de establecer dicha condición, la cual consistiría en “militarizar” las calles del país con el supuesto argumento de combatir al crimen organizado (al igual que en un “estado de sitio”), con la consecuente violación de las garantías individuales de los civiles. Esto último, de hecho, ya estaba considerado dentro de la farsa de la epidemia pues el día de ayer, 27 de abril, a las 11:00 a.m., en el corte informativo que transmite la estación de radio conocida como “El Fonógrafo” se anunció que felipe calderón daría un mensaje a la Nación para decretar que el Estado, a través de sus fuerzas armadas, tendría libre acceso al interior de establecimientos y hogares, sin ninguna restricción legal, con el fin de “detectar” brotes de influenza porcina. Seguramente fue una información que se les “filtró” en dicha estación de radio pues ni feli-pillo emitió tal mensaje, ni se mencionó más sobre el asunto en el resto del día, ni hasta hoy (en el caso, reitero, de que la epidemia fuera un simulacro de “estado de excepción”).

2) Yo espero, honestamente, que la epidemia de influenza porcina sea un hecho real para no pensar, en que es un artilugio para prohibir la GRAN AGLOMERACIÓN de trabajadores mexicanos que se espera para el próximo 1 de Mayo (Día del Trabajo), y sus asambleas corolarias del 5 de Mayo, en donde los trabajadores de todo el país le recriminarán al supuesto presidente de la República por la creciente e irreversible tasa de desempleo; por los irrisorios salarios; por su nulidad en el cumplimiento de sus promesas de campaña (crecimiento del empleo, anulación de impuestos como el de la tenencia, entre tantos otros); por el despido masivo e injustificado en los centros de trabajo; por la carencia de recursos y servicios para el bienestar de sus familias,… etcétera, etcétera, etcétera.

3) Yo espero, honestamente, que la epidemia de influenza porcina sea un hecho real para no pensar en que es un pretexto para pedirle al Banco Mundial 205 millones de dólares para el combate de dicha epidemia y así eludir la vergüenza (¿cuál?) de solicitar un préstamo tras la reciente declaración del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el sentido de que México es el país que más se ha visto afectado negativamente por la crisis financiera mundial (reclamo adicional de los trabajadores del 1 de Mayo al supuesto presidente).

4) Yo espero, honestamente, que la epidemia de influenza porcina sea un hecho real para no pensar en que es un engaño para hacerle creer a la gente que el gasto excesivo (entiéndase desfalco) que ha sufrido el Erario, es por contener al “enemigo implacable de la influenza” y que no es, de ninguna manera, debido al derroche descomunal de dinero para costear las propagandas electorales del IFE y de los partidos políticos, así como de la autoadulación del gobierno federal (que ni es gobierno ni ha hecho NADA que se le pueda admirar), en los “medios de comunicación masiva”, en donde el minuto de transmisión, en horarios de alta audiencia, cuesta millones de pesos (yo personalmente, he llegado a contar hasta seis anuncios propagandísticos del IFE o del (des)gobierno de la República en un solo corte de anuncios televisivos… Y eso que veo con muy poca frecuencia la televisión).

5) Yo espero, honestamente, que la epidemia de influenza porcina sea un hecho real para no pensar en que es una estratagema para violentar la laicización del Estado, mediante la transmisión de misas católicas por radio y televisión, so pretexto de evitar las aglomeraciones de los fieles en las iglesias.

6) Yo espero, honestamente, que la epidemia de influenza porcina sea un hecho real para no pensar en que los BROTES DE LA ENFERMEDAD son inventados para así contener los BROTES DE INCONFORMIDAD, o incluso de violencia, que indudablemente son propiciados por la ineficacia del “Estado Fallido” de felipe calderón.

7) Yo espero, honestamente, que la epidemia de influenza porcina sea un hecho real para no pensar en que, si es un engaño, los mexicanos quedemos haciendo un ridículo espantoso ante el mundo entero cuando se descubra la farsa, y seamos considerados como EL PUEBLO PELELE DE UN GOBERNANTE PELELE. Al menos, a mí sí me daría mucha vergüenza porque la tengo, ¿y a ustedes?

8) Yo espero, honestamente, que la epidemia de influenza porcina sea un hecho real para no pensar en que es un mecanismo de dominación y sumisión sobre los ciudadanos, pues la historia nos ha enseñado que los regímenes autoritarios e intolerantes (y el Estado mexicano actual lo es), tanto en la antigüedad como en el presente, han puesto en práctica diversas tácticas para dominar a sus gobernados haciéndolos obedecer ciegamente y evitar que se subleven. Bajo esta perspectiva, es curioso (prefiero pensarlo así y no que es premeditado) que a felipe calderón, al carecer de toda la estatura y personalidad política y diplomática que merece un verdadero Jefe de Estado, le haya caído como “anillo al dedo” el cuento de la influenza porcina (si es que es un mero cuento), pues da la casualidad (¿o causalidad?) de que los eventos relacionados con la “epidemia” coinciden completamente con los Once Principios de la Propaganda de Joseph Goebbels, quien fue el ministro de propaganda de Adolf Hitler durante la dominación Nazi en Alemania. Aquí los tienen y compárenlos con lo que ha ocurrido, y con lo que puede ocurrir en nuestra población bajo el “miedo” de la supuesta epidemia de influenza (debo confesarles que hasta me estremecí al darme cuenta de ello):


1. Principio de simplificación y del enemigo único.- Adoptar una única idea, un único símbolo; individualizar al adversario en un único enemigo (para felipe calderón, el enemigo es el pueblo).


2. Principio del método de contagio.- Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; los adversarios han de constituirse en suma individualizada.


3. Principio de la transposición.- Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.


4. Principio de la exageración y desfiguración.- Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.


5. Principio de la vulgarización.- “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.


6. Principio de orquestación.- “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas” (de aquí viene la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”).


7. Principio de renovación.- Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.


8. Principio de la verosimilitud.- Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.


9. Principio de la silenciación.- Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.


10. Principio de la transfusión.- Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.


11. Principio de la unanimidad.- Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.¿Piensan ustedes lo mismo que yo? Bueno, pues no es difícil ver que todo coincide tomando en cuenta que los principios de Goebbels son la “biblia” de la publicidad actual y de los métodos de dominación de varios de los gobernantes autoritarios contemporáneos, como el remedo de gobernante que tenemos en México, aunque claro está que no lo hace motu proprio porque carece de la capacidad para hacerlo. Por ello se habría orquestado todo un sistema institucional complejo (en el que también habrían caído inocentemente, Marcelo Ebrard y compañía) como para, incluso, convencer a la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la donación de medicamentos, o al Banco Mundial para la donación (¿o préstamo?) de los 205 millones de dólares mencionados anteriormente. ¿Será que el único propósito de inventar una epidemia sea nada más el de enajenar a la población para que acudan a votar y que lo hagan por el partido político que con heroicidad, desde el poder ejecutivo, erradicará el peligro de la influenza porcina en el día histórico del 5 de Mayo de 2009 (porque al día siguiente, el 6 de Mayo, los estudiantes de todos los niveles educativos ya podrán acudir a sus escuelas sin temor a contagiarse)? ¡¡Nooo!!, me parece muy fantasioso que sea ese el propósito… Pero, bueno, pensándolo bien, si el día 10 de Septiembre de 2001 alguien me hubiera dicho que al día siguiente las torres gemelas del World Trade Center de New York serían derribadas por dos aviones que se estrellarían contra ellas, y que uno más se estrellaría en el Pentágono, FRANCAMENTE, no lo hubiera creído. Y que, además, ese sería el pretexto para que EEUU se lanzara hacia una cruzada de invasión militar hacia el Medio Oriente, apoyado por varios gobiernos y avalado (con su silencio e ineficacia) por la mismísima Organización de las Naciones Unidas (ONU), pues MENOS lo hubiera aceptado como posible… Hasta me habría parecido un pésimo argumento para una película sobre terrorismo protagonizada por Arnold Chafasnegger (o como se llame ese fulano), y ya es mucho decir. Así que, mejor lo dejo a su consideración de ustedes.
Honestamente, espero que no sea así.
Atte: Gilberto Casillas Petriz

fuente- la hora de Oaxaca

No hay comentarios: