Autonomía y libre determinación de los pueblos indígenas para que se respete la pluriculturalidad y el derecho colectivo a la tierra y el territorio, es lo que ha estado en el centro del debate nacional desde hace décadas pero sobre todo a partir de los 500 años de la conquista y el alzamiento zapatista de 1994 con su corolario de los Acuerdos de San Andrés producto de la suma de fuerzas de los 62 pueblos indígenas de nuestro país y el respaldo activo de millones de personas de todo el pueblo que literalmente se volcó a las calles, plazas y lugares públicos para aportar ideas-fuerza, experiencia y práctica para exigir que no haya más discriminación, explotación, miseria, hambre, enfermedades, en una palabra construida colectivamente: ¡Nunca más un México sin nosotros los pueblos indígenas!
En Morelos el Consejo 500 años de Resistencia Indígena Negra y Popular, dio el inicio de aportaciones que se cristalizaron en la iniciativa de las Regiones Autónomas Pluriétnicas y en la constitución de la Asamblea Nacional por la Autonomía, que tuvo en los pueblos indígenas de Guerrero su bastión principal en la zona del Alto Balsas que logró frenar la destrucción de las comunidades nahuas por el proyecto de la Presa de San Juan Tetelcingo que Salinas nunca pudo construir, así como se había impedido la destrucción de las tierras comunales de Xoxocotla y Tetelcingo en Morelos cuando el gobierno populista-autoritario de Lauro Ortega trató de imponer la construcción de un aeropuerto que terminó arrasando con las tierras de Tetlama bajo el engaño de un progreso que nunca se ha visto para los pueblos. Atenco conoció de viva voz de indígenas de Morelos esta experiencia cuando lograron derrotar el megaproyecto del gobierno de Fox en 2002 de quitarles 5 mil hectáreas para un aeropuerto y fraccionamientos de lujo en la zona lacustre del lago de Texcoco.
La Consulta sobre Derechos Indígenas, impulsada por el EZLN y apoyada por miles de personas en todo el país, tuvo una excelente respuesta en Morelos, donde se recabaron más de 94 mil opiniones favorables. La coordinadora de pueblos indígenas y organizaciones civiles, donde participamos con la Comisión Independiente de Derechos Humanos, llevó a cabo una serie de foros y asambleas en las comunidades indígenas de Santa Catarina, Tetelcingo, Xoxocotla, Cuentepec, Temoac, Tlayacapan, Hueyapan y una asamblea estatal en Xochicalco y el propio Congreso del Estado, dando pie a la elaboración de una iniciativa de ley sobre Derechos y Cultura Indígena, que desde 1998 fue presentada ante la legislatura del Estado. Posteriormente han existido tres iniciativas más, básicamente desde esferas institucionales, sin que se haya aprobado una ley al respecto.
Los pueblos indígenas en Morelos viven entre la exaltación de sus atributos para ilustrar nuestras raíces, sobre todo cuando los gobernantes se disfrazan con atuendos típicos para capitalizar políticamente, a la vez que padecen altos niveles de miseria, explotación, enfermedades, migración, desempleo y abandono de muchas de sus tierras de cultivo ante el avance depredador de las técnicas y el mercado capitalista.
Los derechos humanos de los pueblos indígenas en Morelos son sistemáticamente violados por las políticas neoliberales predominantes. no se les reconoce por la vía legal ni por la vía de los hechos. Son negados y atacados. Se les persigue y reprime cuando luchan por el agua, la tierra, el aire. Inclusive a las artesanas indígenas se les discrimina cuando se emiten decretos de reordenamiento del comercio ambulante, sin diferenciar el significado cultural que tienen sus artesanías, tal como lo define el Convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas. Un destacado papel lo han tenido las mujeres indígenas, que sufren persecución y violencia no solo en sus comunidades sino en manos de policías y militares, como lo ha condenado recientemente la CIDH en los casos de Teresa y Valentina, y sobre todo, en el dramático caso de San Juan Copala que hoy requiere más que nunca nuestra solidaridad para detener lo que ya algunos consideran un verdadero genocidio en su tipificación de etnocidio.
Simulaciones de consultas y foros indígenas, hoy capitalizados por organizaciones que están sometidas a los gobernantes en turno, tratan de impedir el verdadero debate y participación de pueblos y comunidades, como históricamente lo han demostrado. Pero las luchas de los pueblos indígenas en Morelos cuentan precisamente con una raíz poderosa en sus formas de organización colectiva, que tarde o temprano termina por determinar el rumbo de sus propios destinos.
Este 12 de octubre, lejos de las visiones racistas, será sin duda una oportunidad para reclamar derechos colectivos de los pueblos indígenas que luchan en Morelos y en todo el país.
En Morelos el Consejo 500 años de Resistencia Indígena Negra y Popular, dio el inicio de aportaciones que se cristalizaron en la iniciativa de las Regiones Autónomas Pluriétnicas y en la constitución de la Asamblea Nacional por la Autonomía, que tuvo en los pueblos indígenas de Guerrero su bastión principal en la zona del Alto Balsas que logró frenar la destrucción de las comunidades nahuas por el proyecto de la Presa de San Juan Tetelcingo que Salinas nunca pudo construir, así como se había impedido la destrucción de las tierras comunales de Xoxocotla y Tetelcingo en Morelos cuando el gobierno populista-autoritario de Lauro Ortega trató de imponer la construcción de un aeropuerto que terminó arrasando con las tierras de Tetlama bajo el engaño de un progreso que nunca se ha visto para los pueblos. Atenco conoció de viva voz de indígenas de Morelos esta experiencia cuando lograron derrotar el megaproyecto del gobierno de Fox en 2002 de quitarles 5 mil hectáreas para un aeropuerto y fraccionamientos de lujo en la zona lacustre del lago de Texcoco.
La Consulta sobre Derechos Indígenas, impulsada por el EZLN y apoyada por miles de personas en todo el país, tuvo una excelente respuesta en Morelos, donde se recabaron más de 94 mil opiniones favorables. La coordinadora de pueblos indígenas y organizaciones civiles, donde participamos con la Comisión Independiente de Derechos Humanos, llevó a cabo una serie de foros y asambleas en las comunidades indígenas de Santa Catarina, Tetelcingo, Xoxocotla, Cuentepec, Temoac, Tlayacapan, Hueyapan y una asamblea estatal en Xochicalco y el propio Congreso del Estado, dando pie a la elaboración de una iniciativa de ley sobre Derechos y Cultura Indígena, que desde 1998 fue presentada ante la legislatura del Estado. Posteriormente han existido tres iniciativas más, básicamente desde esferas institucionales, sin que se haya aprobado una ley al respecto.
Los pueblos indígenas en Morelos viven entre la exaltación de sus atributos para ilustrar nuestras raíces, sobre todo cuando los gobernantes se disfrazan con atuendos típicos para capitalizar políticamente, a la vez que padecen altos niveles de miseria, explotación, enfermedades, migración, desempleo y abandono de muchas de sus tierras de cultivo ante el avance depredador de las técnicas y el mercado capitalista.
Los derechos humanos de los pueblos indígenas en Morelos son sistemáticamente violados por las políticas neoliberales predominantes. no se les reconoce por la vía legal ni por la vía de los hechos. Son negados y atacados. Se les persigue y reprime cuando luchan por el agua, la tierra, el aire. Inclusive a las artesanas indígenas se les discrimina cuando se emiten decretos de reordenamiento del comercio ambulante, sin diferenciar el significado cultural que tienen sus artesanías, tal como lo define el Convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas. Un destacado papel lo han tenido las mujeres indígenas, que sufren persecución y violencia no solo en sus comunidades sino en manos de policías y militares, como lo ha condenado recientemente la CIDH en los casos de Teresa y Valentina, y sobre todo, en el dramático caso de San Juan Copala que hoy requiere más que nunca nuestra solidaridad para detener lo que ya algunos consideran un verdadero genocidio en su tipificación de etnocidio.
Simulaciones de consultas y foros indígenas, hoy capitalizados por organizaciones que están sometidas a los gobernantes en turno, tratan de impedir el verdadero debate y participación de pueblos y comunidades, como históricamente lo han demostrado. Pero las luchas de los pueblos indígenas en Morelos cuentan precisamente con una raíz poderosa en sus formas de organización colectiva, que tarde o temprano termina por determinar el rumbo de sus propios destinos.
Este 12 de octubre, lejos de las visiones racistas, será sin duda una oportunidad para reclamar derechos colectivos de los pueblos indígenas que luchan en Morelos y en todo el país.
fuente- la jornada de morelos
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