Cuando planteamos iniciarnos en el Marxismo-Leninismo (M-L) de forma autodidacta solemos tener la tentación de recurrir directamente a textos o libros clásicos. Sin embargo la traumática experiencia que por ejemplo supone coger de buenas a primeras El Capital u cualquier otro libro clásico e intentar tragárselo suele ser seguida por una desesperada sensación de frustración al no entender nada de nada, y al consiguiente abandono de cualquier libro de los denominados clásicos, y, junto con ello, cualquier cosa que huela a formación.
En cualquier discusión política –con los amigos, profesores...- a los Comunistas siempre nos echan en cara lo de la URSS, lo de que “eso ya está pasado de moda”, lo de “el Comunismo no funciona” y, sobre todo, eso tan insoportablemente paternalista de “las teorías de Marx estaban bien para el siglo XIX, pero ahora las cosas han cambiado”, cuando no lo de “ahora eres Comunista porque aun eres joven e impulsivo, pero cuando seas mayor veras las cosas de otra manera”.
Claro que ninguno de nuestros contertulios suele tener ni puñetera idea de lo que dijeron Marx y Lenin. Y, lo que es peor, que a menudo tampoco nosotros lo tenemos muy claro, con lo que tan solo nos queda encerrarnos en nuestras convicciones y repetir eso de “¡no, no, seguro que tenemos razón!... aunque yo no la conozca”. Todo es confuso y no sabemos muy bien hacia donde tirar: qué hacer –que decía el bueno de Lenin-.
No podemos ir por la vida de Comunistas y luego no ser capaces de sostener una discusión ideológica sin un mínimo de posibilidades de salir de ella –al menos- dignamente. Se supone que debemos entender por qué ocurren las cosas y qué es lo que hay que hacer. Y malamente vamos a poder hacer eso sin una formación básica.
Además, sería caer en un empirismo barato y estrecho pensar que podemos prescindir de las experiencias, luchas, conclusiones y enseñanzas de los que estuvieron en la lucha antes que nosotros. Porque eso es, precisamente, el Comunismo: la experiencia concentrada de 150 años de movimiento obrero, de lucha. Es lo general, lo que se puede aplicar a cada lucha concreta: y, a su vez, es una abstracción –una generalización- de cada una de esas luchas particulares.
fuente- comunismo global
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