La estructura político militar que se alzó en armas el 1 de enero de 1994 permanece en un segundo nivel de participación, sostuvo Gerardo González Figueroa, especialista del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) y fundador de la Coordinación de Organismos no Gubernamentales por la Paz (Conpaz).
En enero de 1994 miles de indígenas y algunos mestizos de diversas regiones de Chiapas se alzaron en armas para exigir el gobierno de Mexico “libertad, democracia, justicia y paz”, demandas planteadas en la llamada Declaración de la Selva Lacandona.
Después de un breve periodo de enfrentamientos armados con el Ejército mexicano, vino -con la intermediación de la sociedad civil, entre ellos Conpaz- un proceso de diálogo que duró una década, y quedó roto en abril de 2001, por la negativa del gobierno de México a cumplir los Acuerdos de San Andrés, firmados por ambas partes en febrero de 1996.
La autonomía indígena y su reconocimiento constitucional eran la pieza fundamental de los Acuerdos de San Andrés, a partir del rompimiento del diálogo, las comunidades habitadas por milicianos y bases de apoyo del EZLN empezaron la construcción de autonomías de facto en las regiones donde tiene presencia.
Primero, a través de la creación de los “municipios autónomo rebeldes”, y posteriormente sustituidos por circunscripciones territoriales llamadas Caracoles zapatistas, regidos a sus vez por las Juntas de Buen Gobierno, explicó en 2003 el Comité Clandestino Revolucionario Indígena, comandancia general del EZLN.
Gerardo Gónzález explicó que actualmente que no hay estadísticas ni un censo que permita saber con certeza cuántos son y dónde están las comunidades zapatistasque trabajan en este proceso de construcción de las autonomías, porque ellas no permiten el acceso a la información.Su construcción es dinámica y se da a través de adhesiones y deserciones continuas.
El especialista que ha trabajado proyectos de salud en las regiones con presencia del EZLN, detalló que hay poblados donde las familias zapatistas son sólo 7 en un universo de 50, en tanto que en regiones no indígenas como la Costa de Chiapas se extiende su presencia.
Lo único tangible es que las sedes de los Caracoles zapatistas están en la comunidad Morelia, del municipio constitucional Altamirano; en La Garrucha, de Ocosingo; La Realidad, en Las Margaritas; Roberto Barrios, en Palenque; y Oventic, en San Andrés Larraizar.
En estos lugares rigen las Juntas de Buen Gobierno, conformadas por autoridades zapatistas civiles; y es ahí donde se puede observar con mayor detalle los procesos autónomos que estos grupos han desarrollado en materia de educación, salud y productivo.
En los Caracoles se capacitan a los y los promotores en sistemas de salud, comunicación, producción, conservación; ahí se ubican algunas de las llamadasEscuelas Rebeldes Zapatistas, y son el centro de reunión de los grupos y organizaciones externas solidarios con la causa zapatista, provenientes de México y otras regiones del mundo, quienes participan con trabajo físico y aportaciones materiales, seguna explican en los informes y convocatorias de los adherentes a La Otra Campañay la Zezta Internacional, instancias a través de los cuales se organizan.
Para accesar a los Caracoles zapatistas, ya sea como ciudadano adherente, organización o periodista, se requiere de una autorización expresa de las Juntas de Buen Gobierno. La solicitud se hace a la entrada, flanqueda por indígenas, a veces encapuchados y a veces vestidos de civil. La respuesta puede tardar horas, días, o meses.
En el resto del territorio donde tiene presencia el EZLN se pueden observar estructuras sociales y de convivencia complejas. Por ejemplo en el municipio constitucional de Chenalhó, ubicado a unos 100 kilómetros de la ciudad de San Cristóbal de las Casas.
La carretera principal pasa por el lugar donde despachan las autoridades constitucionales que dependen del gobierno estatal; kilómetros adelante se encuentra el acceso al llamado “municipio autónomo de Polhó”, resguardado por zapatistas.
En seguida se ubica la comunidad Acteal Centro -habitada por indígenas que rechazan al movimiento zapatista- y metros adelante hay otro grupo de viviendas en un lugar también denominado Acteal, poblado por el grupo Sociedad Civil Las Abejas, simpatizantes del grupo insurgente, pero que no pertenecen a la estructura político militar del mismo.
El especialista del Ecosur, Gerardo González, explica que la presencia real física de las comunidades zapatistas no está en la expansión sino en la consolidación de sus estructuras internas autonómicas. La lectura sobre el proceso interno que se vive en la construcción de las autonomías zapatistas se pueden encontrar en la Revista Rebeldía, un medio de comunicación que utilizan para dar a conocer sus puntos de vista y análisis.
En el número 75 de la púbicación, de fecha 16 de diciembre pasado, se dan a conocer los testimonios de varios militantes del grupo insurgente, a propósito del 17 aniversario del aniversario de alzamiento del EZLN, a celebrarse el 1 de enero de 2011.
Dentro de una serie de entrevistas tituladas “El calendario según las comunidades zapatistas”, Mario, del ejido Arbolito, ubicado en el Caracol La Garrucha, detalla que con las Juntas de Buen Gobierno y de los Caracoles zapatistas, han construido “no sólo una nueva relación social, sino un punto de apoyo (...) se ha demostrado que se puede vivir con dignidad sin los presupuestos millonarios que año con año se aprueban en la Cámara de Diputados, destinados supuestamente para los pueblos indios sin que llegue a sus destinatarios un solo centavo”.
Gerardo González concluye que esta etapa de consolidación de la autonomía por parte de las comunidades civiles zapatistas, es dificil y desafiante porque es parte de un proceso civil independiente a la estructura militar del EZLN. “La estructura político militar del EZLN no se ha modificado, sólo han tenidos cambios y relevos de mandos”.
Dentro de una serie de entrevistas tituladas “El calendario según las comunidades zapatistas”, Mario, del ejido Arbolito, ubicado en el Caracol La Garrucha, detalla que con las Juntas de Buen Gobierno y de los Caracoles zapatistas, han construido “no sólo una nueva relación social, sino un punto de apoyo (...) se ha demostrado que se puede vivir con dignidad sin los presupuestos millonarios que año con año se aprueban en la Cámara de Diputados, destinados supuestamente para los pueblos indios sin que llegue a sus destinatarios un solo centavo”.
Gerardo González concluye que esta etapa de consolidación de la autonomía por parte de las comunidades civiles zapatistas, es dificil y desafiante porque es parte de un proceso civil independiente a la estructura militar del EZLN. “La estructura político militar del EZLN no se ha modificado, sólo han tenidos cambios y relevos de mandos”.
En analista también refiere que se ha preguntado mucho la ausencia del subcomandante Insurgente Marcos, quien hizo su última aparición pública en enero de 2008, durante el encuentro llamado Festival de la Digna Rabia, que se llevó a cabo en la ciudad de San Cristóbal de las Casas: “Desde mi óptica el subcomandante se ha supeditado menos protagonismo y más trabajo político militar, independiente a los rumores de si está enfermo, y otras especulaciones derivadas de que no se tiene acceso a información real”.
Refirió que para los estudiosos, se considera que el subcomandante Marcos sigue escribiendo y mandando mensajes a través de la revista Rebeldía, donde salen publicadas narraciones de sus personajes, como Don Durito de la Lacandonia, Elías Contreras y el Viejo Antonio.
Gerardo González concluye que a 17 años del alzamiento armado “lo importante es quéhoy el protagonismo lo tienen las comunidades autónomas y no la estructura político militar del EZLN. Y que bueno porque hoy la dinámica del propio país no está en lo político militar, sino en la construcción de un país por la vía civil”.
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