Ulises Ruiz Ortiz
Pocas cosas hay tan ruines como la mentira. Cuando se miente una vez se comete una falta grave, se pierde la confianza, pero aunque difícil, se puede recuperar algo de ella. Pero cuando se miente durante seis años consecutivos ya no se trata de un error, se convierte en una patología:
Bueno, pues ese es el diagnóstico que se le puede dar al comportamiento de Ulises Ruiz, quien no sólo desconoce esa sabia frase según la cual “alabanza en boca propia es vituperio”, sino que se complace mintiendo a los cuatro vientos, como si la realidad del estado fuera una especie de mito que difunden todos aquellos que, según él, lo ven con malos ojos.
Todo esto viene a colación porque el pasado miércoles por la noche el todavía gobernador, con aspiraciones de presidente nacional del PRI, se aventó la puntada de decretar el fin de la pobreza en Oaxaca, así, de un plumazo, como si con un conjuro pudiera acabar con décadas de atraso, de marginación.
Vaya usted a saber qué fue lo que almorzó ese miércoles Ulises, pero le puedo asegurar que si fuera un deportista de alto rendimiento, lo iban a suspender de toda competencia una buena temporada.
Déjeme contarle que al inaugurar el Centro Administrativo del Poder Ejecutivo y Judicial “General Porfirio Díaz, Soldado de la Patria”, Ulises Ruiz no sólo hizo un innecesario balance de su gestión, sino que dedicó buena parte de su discurso a enumerar un listado de “logros y avances” que bastarían para ubicar a Oaxaca en los primeros lugares en materia de desarrollo.
Lástima que la realidad sea tan terca y siga neceando con sus indicadores socioeconómicos, como los del Consejo Nacional de Población (CONAPO), que sitúan al estado como parte del “triángulo de pobreza extrema en el sur del país”.
Por si no fueran suficientes los “avances y logros” que según Ulises ha conseguido su administración, se lanzó, en plena campaña para renovar el gobierno de la entidad, en contra de otros mandatarios que “henchidos de ignorancia y faltos de capacidades para dirigir a un pueblo improvisan y mienten” además de que “traicionan” y son un factor de retroceso.
Todo bien, porque de esos man-datarios México podría hasta exportar. La cosa es que cuando esos duros calificativos provienen de alguien de quien se desconfía, de alguien que traiciona (si no pregúntenle a los exgobernadores), de alguien que ha evidenciado ignorancia y falta de capacidad para dirigir un estado, es como estar escupiendo para arriba.
Pero si estos señalamientos fueran pocos, a Ulises se le ocurrió desem-polvar a Benito Juárez y utilizó una de las muchas sentencias de ese oaxaqueño ejemplar. “Benito Juárez fue lapidario al condenar la mediocridad cuando dijo: No deshonra a un hombre equivocarse. Lo deshonra la perseverancia en el error. Hoy debemos repetirlo para alertar a México frente a la obstinación de encumbrar la ignorancia y el oportunismo”.
Yo se que le parece imposible pero así fue, esas son las palabras textuales que Ulises pronunció aquella noche del no tan lejano miércoles. Si piensa que ya lo perdimos, pues déjeme decirle que no es el único en considerar que al gobernador le está fallando algo. Y si no, juzgue usted.
Al continuar su discurso, aseguró que “para el mundo, para México y para nuestra propia gente, la forma de ver a Oaxaca ha cambiado. Ahora empe-zamos a ser ejemplo de modernidad y no de pobreza”, aún cuando la Conapo señala que “un 29.5 por ciento de los municipios son considerados de alta marginación y un 46.5 por ciento de muy alta marginación”.
Estas cifras son oficiales, se trata de datos duros, no de alucinaciones propias de buenos deseos más que de una realidad tangible. Nadie en su sano juicio puede decir que en Oaxaca no se han dado cambios, pero nadie en esa condición puede asegurar que con los índices de pobreza y de marginación hayan acabado o que a partir de ahora la percepción general deba cambiar.
No hace falta mucho, basta con que se de una vuelta por algún municipio, inclusive cercano a la capital, si no es que puede encontrar ejemplos de carne y hueso que desafían la idea de Ulises respecto del desarrollo al que, según él, ha llevado a Oaxaca en apenas seis años de gobierno.
La lista de los “logros de su admi-nistración” fue tan larga, que poco faltó para que los presentes lo candidatearan no para la dirigencia del PRI, que es una de sus obsesiones, sino para colocarlo al frente de la carrera presidencial para el 2012. Y si eso fue en este evento, espere usted al informe de gobierno, al final va a resultar que Ulises que junto a él, Obama y compañía se quedan chiquitos.
Y diga usted si no, cuando en un arranque de humildad dijo: “Es cierto que Oaxaca no es la panacea, y que tenemos muchos desafíos, muchos pendientes. Que tenemos retos pero también paradigmas que nos aseguran el éxito. Pero todo esto es conciencia colectiva, el conocimiento de los oaxaqueños del trabajo por hacer, ajeno a discursos facciosos”.
La mirada de Ulises era desafiante. Miraba al horizonte enrojecido por los últimos rayos del sol, con una determinación que envidiaría Nelson Mandela. Las frases lapidarias que pronuncio el gobernador surcaban los aires para fijarse con letras de oro en el frontispicio ya no del salón de plenos de la Cámara de Diputados, sino del mismísmo edificio de Naciones Unidas, allá en Nueva York.
La gente, como era de esperarse, le aplaudían a rabiar. Fue una lástima que otros gobernadores, la presidenta nacional del PRI y hasta el propio presidente Felipe Calderón se hayan perdido semejante disertación. Hoy deben estarse lamentando el no haber podido aceptar la invitación que generosamente les hizo llegar Ulises, allá ellos.
Le digo que tenemos suerte en Oaxaca. Cualquier estado se sentiría afortunado de contar entre sus próceres con un hombre como Ulises, no digamos ya tenerlo como gobernador, lujo que muy pocos se han podido dar en la historia moderna del país. Así que a gozar los pocos meses que nos quedan con Ulises en la gubernatura, antes de que otros lo reclamen para ocupar cargos desti-nados solo a los más preclaros hombres que la humanidad ha tenido la suerte de conocer.
Hay que disfrutar este momento, ya ve que a Ulises le interesa la dirigencia nacional del PRI, mismo puesto que busca Emilio Gamboa Patrón. Esa misma noche del miércoles, el gobernador lanzó una amenaza a Gamboa: la secretaría general de la Confederación Nacional de Organiza-ciones Populares (CNOP), cargo al que aspira el yucateco, “no es trampolín” para llegar a la dirigencia nacional.
Debe recordarse que Gamboa no ha tenido cargo de dirigencia en el tricolor, por lo que le es indispensable llegar a la CNOP a efecto de cumplir con los estatutos de su partido y poder buscar la dirigencia priísta el año próximo.
Se sabe que el acuerdo para que Gamboa llegue a la CNOP lo tomaron Manlio Fabio Beltrones y Beatriz Paredes hace varios meses. Se pretende que el actual secretario general del sector popular, Marco Antonio Bernal, pase a ocupar la Fundación Colosio dejando así el camino libre al ex coordinador de los diputados federales del PRI.
A pesar de todo eso, Ulises está convencido de que puede pasar por encima de estos acuerdos y apoderarse de la dirigencia priísta, por encima de Gamboa, Beltrones, Paredes y com-pañía. Cree que podrá dejar sin problemas la gubernatura en manos de Eviel Pérez Magaña, con el pesar que significará para los oaxaqueños verlo partir, y coordinar desde el edificio de Insurgentes Norte la campaña presidencial.
Falta poco ya para que el destino de Ulises se defina. Quienes lo ven mal, sugieren que si pierde las elecciones tendría que abandonar no solo el estado, sino el país, por aquello de que las cuentas no cuadran. Quienes tienen cifradas sus esperanzas en la carrera política del todavía gobernador, lo ven iluminando el camino de quien quiera que sea el candidato del PRI a la presidencia.
Como sea, les reitero respetuosamente que no se pierdan la oportunidad de disfrutar las pocas semanas que le quedan a Ulises en el gobierno de nuestra querida Oaxaca. No vaya a ser que luego se arrepientan y con tristeza recuerden a ese hombre que, de un plumazo y por decreto terminó con la pobreza, ese prócer que en una sola noche llevó al estado al primer mundo.
fuente- el correo de oaxaca
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