Rusia conmemoró ayer el 65 aniversario de la victoria de la URSS frente a la Alemania nazi con la tradicional parada militar en la Plaza Roja de Moscú. Este año, sin embargo, el acto albergaba una novedad: por primera vez, tropas de países de la OTAN desfilaron sobre el adoquinado moscovita. Un gesto que recibió los aplausos de Occidente y EEUU pero, al mismo tiempo, encendió la ira de los comunistas, que denunciaron «la afrenta histórica» de Dimitri Medvedev.
Rusia se vistió ayer de gala para festejar el 65 aniversario de la victoria soviética sobre las fuerzas de la Wehrmacht, día en el que se puso fin al conflicto militar más destructivo y sangriento de la historia, que se cobró la vida de más de 70 millones de personas, en su mayoría civiles.
El eje central de estas celebraciones estuvo marcado por el tradicional desfile militar sobre la Plaza Roja de Moscú, que fue encabezado por ocho soldados marchando con paso militar que enarbolaban una bandera rusa y otra soviética, con la hoz, el martillo y una estrella.
En un momento cargado de gran simbolismo, decenas de soldados franceses, británicos. polacos y estadounidenses -de países todos miembros de la Alianza Atlántica- desfilaron, bajo un sol radiante, al pie de los muros del Kremlin. Un total de 10.000 soldados rusos recorrieron la célebre plaza céntrica de Moscú, con decenas de tanques, unidades lanza-misiles y tres misiles nucleares intercontinentales Topol-M, entre otras clases de armamento.
Una treintena -según Efe- de jefes de Estado y de Gobierno asistieron al desfile, entre ellos la alemana Angela Merkel, el israelí Simon Peres o el chino Hu Jintao. El francés Nicolas Sarkozy y su homólogo italiano, Silvio Berlusconi, anularon su participación debido a la crisis financiera en la zona euro.
En su discurso desde la tribuna, Dimitri Medvedev, presidente de Rusia y jefe supremo de las Fuerzas Armadas, apeló a la unidad porque, a su juicio, esa es la fórmula para enfrentar los nuevos desafíos.
«Las lecciones de la II Guerra Mundial nos llaman a la solidaridad. La paz es frágil, como lo ha sido siempre, y estamos obligados a recordar que la guerra no empieza de repente», dijo.
«Sólo juntos podemos hacer frente a las amenazas actuales, sólo sobre la base de la buena vecindad podemos solucionar los problemas de seguridad global, para que los ideales de la Justicia y el bien triunfen en todo el mundo, y la vida de las futuras generaciones sea libre y feliz», manifestó.
De acuerdo al jefe del Kremlin, «el mal acumula fuerzas si se retrocede ante él, si se trata de no prestarle atención».
«65 años atrás, el nazismo fue derrotado, la máquina de aniquilación de pueblos enteros fue detenida. Volvió la paz a nuestro país y a toda Europa. Se puso fin a la ideología que destruía los fundamentos de la civilización», indicó. Asimismo, añadió que «en 1945 se alcanzó la victoria no sólo militar, sino también moral, una victoria global». «Esta guerra nos convirtió en una nación fuerte».
Medvedev tomó la palabra después de que el titular de Defensa, Anatoli Serdiukov, pasara revista a las tropas.
Reacciones de cal y de arena
La ceremonia de ayer, tanto por su formato como por la novedosa participación de las fuerzas internacionales, hizo correr, aún en mayor medida, ríos de tinta, como ya había ocurrido en anteriores jornadas.
El Partido Comunista de Rusia, que sigue constituyendo el mayor partido opositor del país, puso el grito en el cielo y arremetió contra la presencia de la OTAN en el desfile de la Plaza Roja, en lo que consideran una afrenta histórica pero que, para el presidente Medvedev y los analistas, representa un gesto claro de acercamiento hacia los países de Occidente y, sobre todo, hacia su homólogo estadounidense, Barack Obama.
«Esta formación unida es prueba de nuestra voluntad común para defender la paz. Sólo unidos podemos enfrentarnos a las amenazas de hoy», señaló el mandatario ruso.
Los comunistas, no obstante, no recibieron el gesto con tanto agrado como la llamada comunidad internacional. «Permitir la entrada de tropas de la OTAN en la Plaza Roja es una humillación para los veteranos de la Gran Guerra Patria -apelativo soviético para la contienda mundial-», había asegurado en días anteriores el dirigente comunista Guennadi Ziuganov.
En su intervención, acusó expresamente al primer ministro ruso, Vladimir Putin, de invitar a los soldados de la Alianza a desfilar frente al «sagrado» mausoleo de Lenin, fundador de la Unión Soviética.
«No tienen derecho"
«Las tropas de la OTAN que bombardearon Irak y la antigua Yugoslavia no tienen derecho moral a pisar la Plaza Roja», denunció el Partido Comunista, que ayer celebró una movilización contra la presencia de estas tropas internacionales.
Por contra, el gesto ruso recibió la aprobación del inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, quien no pudo acudir a la celebración por conflictos de agenda. «El presidente Medvedev ha demostrado una extraordinaria capacidad de liderazgo a la hora de honrar los sacrificios de aquellos que nos precedieron, y al hablar con franqueza de la supresión de derechos y libertades elementales que tuvo lugar en la Unión Soviética», indicó en una nota.
La mayoría de los ciudadanos rusos encuestados, un 55%, vio con buenos ojos la presencia de la OTAN en el desfile de ayer. Un 28% de los preguntados por la consultora independiente Levada Centre se opusieron explícitamente a ello.
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