Las contradicciones en la sociedad mexicana se agudizan,y no es únicamente desde la controvertida y abiertamente fraudulenta elección de 2006; el país simplemente esta en una crisis política desde los años 70’s del siglo pasado y a pesar de las interminables intervenciones para “estabilizarlo” por la clase política no se ha podido conseguir.
La primera de estas intervenciones la hizo Luís Echeverría al asumir el poder tras la masacre de 1968 que dejaría al priismo y a su antecesor como el “carnicero” de la plaza de tlatelolco el 2 de octubre de ese año; en esa “intervención” Echeverría instruyo a sus allegados pactar con el Partido Comunista Mexicano un proceso de reconciliación, para lo cual les propuso entregarles algunos espacios (universidades, dependencia públicas menores, algunas delegaciones en el DF, etc.) a cambio de que en el terreno ideológico los “comunistas” controlaran a la pléyade de grupos radicales que pululaban por todo el territorio nacional (Liga Comunista 23 de Septiembre, Liga Comunista Espartaco, Partido Revolucionario de los Trabajadores, Movimiento de Liberación Nacional, Partido de los Pobres, Partido Revolucionario Clandestino Unión del Pueblo, entre otros).
La encomienda no fue sencilla, la revuelta de la juventud del PCM en contra de los dirigentes del partido aseguraba simpatías a los grupos extremistas, de ahí que fue necesario aplicar la represión, y operaron desde el estado “los halcones” (grupo paramilitar) que el 10 de junio de 1972 perpetro una nueva masacre.
La erupción en el covenant priista en los años 80’s con la llegada de Miguel de la Madrid al poder, apuntalado por los grupos empresariales norteamericanos de extrema derecha, sembró el camino para destruir la última resistencia a la destrucción de México en las décadas venideras “El nacionalismo Mexicano” ese lastre de la revolución de 1910 que desde el partido en el poder cuestionaba la entrega de los energéticos y los recursos nacionales a los extranjeros.
Los años 80’s vinieron a confirmar el proceso de “rectificación” de la década anterior, por lo menos en el frente “intelectual” universitario, pero no así en el magisterio normalista, la división entre el Partido de los Pobres y la Liga Comunista 23 de Septiembre, conocida por la carta que Lucio Cabañas envió a los universitarios reclamándoles postura ante la coyuntura revolucionaria permitió que los profesores siguieran por su cuenta y riesgo la lucha magisterial.
En la misma década de los 90’s del siglo XX entre los universitarios el poder político del estado se amplió, los “luchadores sociales” ahora eran intelectuales orgánicos convencidos de que la época del bulto izquierdista había terminado y la solidaridad neoliberal era enarbolada en el discurso de los apologistas de las privatizaciones. En masa los universitarios se unieron al proyecto salinista.
La izquierda mexicana hija de naufragios, componendas, sectarismo, traiciones, reediciones y vueltas a reeditar en función de los intereses del PCUS, ahora huérfano, entro a un nuevo acuerdo con las fuerzas “nacionalistas Priistas” al apoyar a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en 1988 en contra del aparato político priista, una elección que terminaría en dudosas condiciones.
La piedra de toque que demostró la pérdida del “nacionalismo” priista, fue la reforma al artículo 27 constitucional llevado a cabo por Salinas de Gortari, hijo predilecto del poderextranjero en el país, y cuya desgracia política fue hacer bien su “trabajo” aniquilando al partido en el poder, pero sin concretar su salida de los “pinos”, para ello sería necesario un toque político al estilo Joseph Fouché emprendida por su sucesor Ernesto Zedillo en el año 2000.
Los sexenios de Salinas y Zedillo fueron fructíferos para la derecha mexicana y para los grupos extremistas en los que sustentan (Opus Dei, Caballeros de Colón, Supremacía Criolla, MURO, Yunque, Partido Sinarquista, entre otros) nunca como entonces el discurso oficial fue tan derechista y le dio tanta legitimidad a la derecha en el país. La “transición” se estaba preparando.
Para finales 1993 el descontento popular en México ya era enorme; los despojos de tierras y el entierro de la reforma agraria por Salinas sembró el descontento en todo el país. En ese contexto apareció el 1 de enero 1994 en Chiapas el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional. La contienda presidencial de ese año, fue eclipsada por el magnicidio de Luís Donaldo Colosio en plena campaña presidencial, y el mensaje se escucho fuerte y claro: “nadie se baja de la entrega que del país hemos orquestado desde los pinos”. La “izquierda” mexicana agrupada ahora en el PRD no pudo hacer nada en la contienda, la erosión del bloque comunista a principios de la década y la perdida del hálito nacionalista que encabezaban ahora por los neozapatistas hundieron la campaña de Cárdenas.
Ernesto Zedillo, dio los pasos para un segundo ajuste en la intervención de la clase política en el poder, pero ya no en el contexto del priismo, sino en su condición de clase privilegiada y con la venia de los EEUU; Zedillo le abrió el camino a la derecha a los pinos con la reforma electoral de 1995, en la que se promovió la formación del IFE y el Tribunal Electoral dos estructuras políticas que se han usado para apalear el descontento de la población.
La derecha en el poder hizo lo que hace la derecha con poder, tonterías, Vicente Fox, se separo de su homologo Abdalá Bucaram (presidente de Ecuador) solamente porque “Chente” gobernaba México. El sexenio de 2000 – 2006 fue tan nefasto que sólo podía terminar con el enfrentamiento generalizado de la derecha represora con los movimientos sociales del país. Pasta de Conchos, Michoacán, y Oaxaca fue el colofón a la Alianza Priista-Tecnocratica-Panista que gobierna en México.
La más cruenta de las represiones se presentó en Oaxaca en 2006, donde la lucha del magisterio mexicano en el sur del país ha costado más de un centenar de muertos desde 1970 a la fecha y que ha cristalizado en los años 90’s en la sección 9 y 22 en Oaxaca, Michoacán y la Ciudad de México, lideradas por la CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación) organización que se encuentra en condiciones de proponer una agenda política en el proceso revolucionario que habrá de vivir el país.
Ahora nos preguntamos si en México se presentará una revuelta popular generalizada en el 2010, una Revolución que nos lleve a una trifulca por la definiciones en el país y por lo menos un década entera de perdida de vidas humanas, de ahí las traiciones consabidas, la intromisión de los gringos en el proceso revolucionario y finalmente la reedición de las corrupciones en el poder político mexicano de los “combatientes” de la nueva revolución.
¿Quiénes encabezaran esta ruptura con el poder? ¿Quiénes usaran al pueblo en la primera línea para la masacre? ¿Qué intelectuales serán traicionados y traicionaran? ¿Qué revolucionarios habrán de ser asesinados en el transcurso de la lucha como lo fueron hermanos Flores Magón a principios de la revolución del siglo XX en el país? ¿Qué caudillos pasaran a la historia en los libros de texto de primaria?
Existe la necesidad impostergable de que en México se presente un revolución no hay la menor duda, las condiciones de vida de los mexicanos son insoportables. Pero la falta de claridad en las formas y en las metas de los grupos revolucionarios del país hace simplemente imposible que se concrete un frente de lucha, las redes de la revuelta son endebles y difusas como las ideas en las que soporta el ideario político de las mismas. A este paso el pueblo terminara rebasando los protagonismos y empuñando el coraje como bandera pondrá frente a las condiciones inhumanas en el territorio nacional.
Guerrilleros sin nombre, ni partido, ni organización, ni ideología, unidos por el coraje. El hambre y la necesidad agolpada finalmente inundarán de deseo a una población que de manera generalizada ve que los caminos a la vida se acaban, y se han cansado de los suicidios que se acumulan y de las promesas que los frustran.
Sabemos que estos hombres y mujeres sin nombre harán un frente de lucha y que en el otro poco a poco se dibuja los rostros de la extrema derecha, los narcotraficantes, los cuerpos de represión del estado mexicano y los mercenarios de siempre. ¿Tendremos la capacidad de domeñar a la bestia? ¿Podremos con tanta dosis de Revolución de diseño darnos cuenta que la necesidad simplemente no aguanta más literatura romántica ni libros de ocasión? El tiempo nos lo dirá
Malandro en Kaos en la Red
La primera de estas intervenciones la hizo Luís Echeverría al asumir el poder tras la masacre de 1968 que dejaría al priismo y a su antecesor como el “carnicero” de la plaza de tlatelolco el 2 de octubre de ese año; en esa “intervención” Echeverría instruyo a sus allegados pactar con el Partido Comunista Mexicano un proceso de reconciliación, para lo cual les propuso entregarles algunos espacios (universidades, dependencia públicas menores, algunas delegaciones en el DF, etc.) a cambio de que en el terreno ideológico los “comunistas” controlaran a la pléyade de grupos radicales que pululaban por todo el territorio nacional (Liga Comunista 23 de Septiembre, Liga Comunista Espartaco, Partido Revolucionario de los Trabajadores, Movimiento de Liberación Nacional, Partido de los Pobres, Partido Revolucionario Clandestino Unión del Pueblo, entre otros).
La encomienda no fue sencilla, la revuelta de la juventud del PCM en contra de los dirigentes del partido aseguraba simpatías a los grupos extremistas, de ahí que fue necesario aplicar la represión, y operaron desde el estado “los halcones” (grupo paramilitar) que el 10 de junio de 1972 perpetro una nueva masacre.
La erupción en el covenant priista en los años 80’s con la llegada de Miguel de la Madrid al poder, apuntalado por los grupos empresariales norteamericanos de extrema derecha, sembró el camino para destruir la última resistencia a la destrucción de México en las décadas venideras “El nacionalismo Mexicano” ese lastre de la revolución de 1910 que desde el partido en el poder cuestionaba la entrega de los energéticos y los recursos nacionales a los extranjeros.
Los años 80’s vinieron a confirmar el proceso de “rectificación” de la década anterior, por lo menos en el frente “intelectual” universitario, pero no así en el magisterio normalista, la división entre el Partido de los Pobres y la Liga Comunista 23 de Septiembre, conocida por la carta que Lucio Cabañas envió a los universitarios reclamándoles postura ante la coyuntura revolucionaria permitió que los profesores siguieran por su cuenta y riesgo la lucha magisterial.
En la misma década de los 90’s del siglo XX entre los universitarios el poder político del estado se amplió, los “luchadores sociales” ahora eran intelectuales orgánicos convencidos de que la época del bulto izquierdista había terminado y la solidaridad neoliberal era enarbolada en el discurso de los apologistas de las privatizaciones. En masa los universitarios se unieron al proyecto salinista.
La izquierda mexicana hija de naufragios, componendas, sectarismo, traiciones, reediciones y vueltas a reeditar en función de los intereses del PCUS, ahora huérfano, entro a un nuevo acuerdo con las fuerzas “nacionalistas Priistas” al apoyar a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en 1988 en contra del aparato político priista, una elección que terminaría en dudosas condiciones.
La piedra de toque que demostró la pérdida del “nacionalismo” priista, fue la reforma al artículo 27 constitucional llevado a cabo por Salinas de Gortari, hijo predilecto del poderextranjero en el país, y cuya desgracia política fue hacer bien su “trabajo” aniquilando al partido en el poder, pero sin concretar su salida de los “pinos”, para ello sería necesario un toque político al estilo Joseph Fouché emprendida por su sucesor Ernesto Zedillo en el año 2000.
Los sexenios de Salinas y Zedillo fueron fructíferos para la derecha mexicana y para los grupos extremistas en los que sustentan (Opus Dei, Caballeros de Colón, Supremacía Criolla, MURO, Yunque, Partido Sinarquista, entre otros) nunca como entonces el discurso oficial fue tan derechista y le dio tanta legitimidad a la derecha en el país. La “transición” se estaba preparando.
Para finales 1993 el descontento popular en México ya era enorme; los despojos de tierras y el entierro de la reforma agraria por Salinas sembró el descontento en todo el país. En ese contexto apareció el 1 de enero 1994 en Chiapas el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional. La contienda presidencial de ese año, fue eclipsada por el magnicidio de Luís Donaldo Colosio en plena campaña presidencial, y el mensaje se escucho fuerte y claro: “nadie se baja de la entrega que del país hemos orquestado desde los pinos”. La “izquierda” mexicana agrupada ahora en el PRD no pudo hacer nada en la contienda, la erosión del bloque comunista a principios de la década y la perdida del hálito nacionalista que encabezaban ahora por los neozapatistas hundieron la campaña de Cárdenas.
Ernesto Zedillo, dio los pasos para un segundo ajuste en la intervención de la clase política en el poder, pero ya no en el contexto del priismo, sino en su condición de clase privilegiada y con la venia de los EEUU; Zedillo le abrió el camino a la derecha a los pinos con la reforma electoral de 1995, en la que se promovió la formación del IFE y el Tribunal Electoral dos estructuras políticas que se han usado para apalear el descontento de la población.
La derecha en el poder hizo lo que hace la derecha con poder, tonterías, Vicente Fox, se separo de su homologo Abdalá Bucaram (presidente de Ecuador) solamente porque “Chente” gobernaba México. El sexenio de 2000 – 2006 fue tan nefasto que sólo podía terminar con el enfrentamiento generalizado de la derecha represora con los movimientos sociales del país. Pasta de Conchos, Michoacán, y Oaxaca fue el colofón a la Alianza Priista-Tecnocratica-Panista que gobierna en México.
La más cruenta de las represiones se presentó en Oaxaca en 2006, donde la lucha del magisterio mexicano en el sur del país ha costado más de un centenar de muertos desde 1970 a la fecha y que ha cristalizado en los años 90’s en la sección 9 y 22 en Oaxaca, Michoacán y la Ciudad de México, lideradas por la CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación) organización que se encuentra en condiciones de proponer una agenda política en el proceso revolucionario que habrá de vivir el país.
Ahora nos preguntamos si en México se presentará una revuelta popular generalizada en el 2010, una Revolución que nos lleve a una trifulca por la definiciones en el país y por lo menos un década entera de perdida de vidas humanas, de ahí las traiciones consabidas, la intromisión de los gringos en el proceso revolucionario y finalmente la reedición de las corrupciones en el poder político mexicano de los “combatientes” de la nueva revolución.
¿Quiénes encabezaran esta ruptura con el poder? ¿Quiénes usaran al pueblo en la primera línea para la masacre? ¿Qué intelectuales serán traicionados y traicionaran? ¿Qué revolucionarios habrán de ser asesinados en el transcurso de la lucha como lo fueron hermanos Flores Magón a principios de la revolución del siglo XX en el país? ¿Qué caudillos pasaran a la historia en los libros de texto de primaria?
Existe la necesidad impostergable de que en México se presente un revolución no hay la menor duda, las condiciones de vida de los mexicanos son insoportables. Pero la falta de claridad en las formas y en las metas de los grupos revolucionarios del país hace simplemente imposible que se concrete un frente de lucha, las redes de la revuelta son endebles y difusas como las ideas en las que soporta el ideario político de las mismas. A este paso el pueblo terminara rebasando los protagonismos y empuñando el coraje como bandera pondrá frente a las condiciones inhumanas en el territorio nacional.
Guerrilleros sin nombre, ni partido, ni organización, ni ideología, unidos por el coraje. El hambre y la necesidad agolpada finalmente inundarán de deseo a una población que de manera generalizada ve que los caminos a la vida se acaban, y se han cansado de los suicidios que se acumulan y de las promesas que los frustran.
Sabemos que estos hombres y mujeres sin nombre harán un frente de lucha y que en el otro poco a poco se dibuja los rostros de la extrema derecha, los narcotraficantes, los cuerpos de represión del estado mexicano y los mercenarios de siempre. ¿Tendremos la capacidad de domeñar a la bestia? ¿Podremos con tanta dosis de Revolución de diseño darnos cuenta que la necesidad simplemente no aguanta más literatura romántica ni libros de ocasión? El tiempo nos lo dirá
Malandro en Kaos en la Red
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