Patricia Muñoz Ríos
El ingeniero Cayetano Cabrera Esteva y Miguel Ángel Ibarra Jiménez, trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) en huelga de hambre desde hace 87 y 84 días, respectivamente, “ya no se pararon hoy, dado lo delicado de su estado de salud; les fueron restringidas todas las visitas y sólo sus familiares pueden estar con ellos”, señaló el médico Alfredo Verdiguel, quien los atiende desde el pasado 25 de abril, cuando empezaron el ayuno que la organización mantiene en el Zócalo capitalino.
Dada la crítica situación de ambos, les realizan revisiones médicas cada media hora, según señala el médico, quien advierte que el deterioro de sus signos vitales es de tal magnitud que a cualquiera de los dos les puede sobrevenir un infarto, un paro cardiorrespiratorio. De hecho, Cayetano Cabrera ya ha tenido dos amagos de infarto.
En el campamento hay tristeza y preocupación. Los familiares de ambos trabajadores y de los otros 13 en huelga de hambre salen con ojos llorosos, manifiestan su apoyo a los huelguistas y mantienen la esperanza de que se logre una solución a este conflicto: que les regresen su trabajo, que es lo que demandan Cabrera Esteva e Ibarra Jiménez como condición para levantar su ayuno.
Entrevistado afuera del campamento, porque ayer no se permitió el acceso de la prensa al campamento, el médico Verdiguel indicó que como ambos han determinado que sólo podrán sacarlos de ahí “hasta que pierdan el estado de conciencia”, la instrucción que tiene de ellos es que hasta que eso suceda podrán ser trasladados a un hospital. Pero el doctor es realista: “ojalá que cuando eso suceda no sea demasiado tarde”, dice mientras advierte que en cualquier momento pueden fallecer.
Con la camiseta bien puesta
Cabrera, con su camisola del SME puesta, se mantiene tapado con cobijas debido al constante frío que lo aqueja; sigue esperando la respuesta del presidente Felipe Calderón, a quien este lunes le hizo una petición pública para que lo reciba en Los Pinos, con todos los huelguistas, así como con el comité central del sindicato, para buscar una solución negociada al conflicto que dejó sin empleo a más de 44 mil trabajadores.
Verdiguel agrega que Cayetano ha perdido 21 kilogramos de peso y Miguel Ángel 25, y que debido a las crisis que tienen se determinó canalizarlos con suero y ponerles oxígeno en forma alternada. Añade que un grupo de seis médicos e igual número de enfermeras atiende a los 15 huelguistas. Al preguntarle por qué no recomienda su traslado, señala que lo ha hecho en innumerables ocasiones, pero la voluntad de ellos es resistir hasta las últimas consecuencias, o hasta que les regresen su trabajo: “yo tengo la obligación ética de respetarla, tal y como lo señala el Tratado de Malta”.
Luego de que la semana pasada fue víctima de amenazas anónimas vía telefónica si no sacaba a Cayetano de su huelga de hambre, el médico apunta que ya cesaron estas advertencias, pero: “sí me puse nervioso. Me dijeron textualmente que no se trataba de una amenaza, sino de un consejo… se acuerda del compañero Juan Beltrán, del campamento de Reforma. También le avisaron así y lo esperaron en su casa y le dieron un balazo…”; efectivamente, a este trabajador lo mataron.
Así es que “no se trata de un juego. Quién sabe de dónde vino la amenaza; era un hombre el que me habló. Me dijo que hasta a la cárcel podía llegar o bien que podía pasarle algo a mi familia. No levanté denuncia, porque la Comisión de Derechos Humanos dice que no hay delito que perseguir, que no hay pruebas”, añade el médico de los huelguistas, y asegura que va a seguir en el campamento: “nos dio miedo, pero ya tomamos una decisión y es la de estar aquí hasta las últimas consecuencias”.
Para este miércoles la dirigencia llevará a cabo un foro sobre la figura del patrón sustituto, que es su demanda central para detener la huelga de hambre y las movilizaciones, mismo que se llevará a cabo en el campamento y participarán abogados.
fuente- la jornada
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