Usted podría preguntarse ¿por qué he titulado así esta columna?, la respuesta es simple, concuerdo plenamente con el eslogan de la película “El Infierno” de Luis Estrada, gran director mexicano, quien en sus últimos tres largometrajes ha retratado sublimemente la realidad social y política de nuestro país, primero con la “La Ley de Herodes”, donde tuvo a bien hacer memoria y recuento del actuar común del “PARTIDAZO”; posteriormente con “Un Mundo Maravilloso”, que fuera una exquisita mofa sobre la política neoliberal esperada del primer sexenio azul; y finalmente con “El Infierno”, donde expone de manera clara y sencilla la realidad del narcotráfico en nuestro país.
Pero regresando al título de la columna, supongo que habrá quien me diga que efectivamente hay mucho que celebrar, quizá, pero al menos desde mi opinión personal, puedo decir que después de visualizar algunos sondeos realizados por diferentes comunicadores de la “caja mágica”, puedo deducir que el Bicentenario tiende a obedecer la regla que caracterizan a los hechos históricos de nuestro país; y convertirse únicamente en un fetiche para justificar los más desenfrenados festejos y el vandalismo puro.
Y que mejor forma de festejar, que rememorando con sangre, la sangre derramada por nuestros héroes nacionales, pues la guerra Calderonista contra el narco, ha dejado más muertos que la del Golfo del Pérsico convirtiéndonos en el país, sin Guerra Civil, más violento del mundo.
Por otro lado, aquí en Querétaro Capital, estos festejos han dado paso a que funcionarios tan desubicados como nuestro Presidente Municipal, Pancho Domínguez, realicen gastos de relumbrón, que no generan más que déficit en las arcas municipales, pero que cumplen a cabalidad con aquello de “al pueblo pan y circo”. Engrandeciendo su culto personal, con gallardetes ilegibles que inundan las calles de la capital queretana, sumados a la impresión de su distintiva “Q” en los pasos de cebra de las principales avenidas y los impresos en las rampas para personas con capacidades diferentes en la colonia Carretas.
Sin duda, si tenemos mucho que festejar, la nobleza de nuestra gente que ante la adversidad busca siempre el lado bueno de las cosas, para tratar de evadir su triste realidad; pero también, tenemos que festejar que afortunadamente, en tiempo de guerra, seguimos vivos.
Saludos, griten mucho y sean felices, ¡Total! Aquí, no pasa nada.
Pero regresando al título de la columna, supongo que habrá quien me diga que efectivamente hay mucho que celebrar, quizá, pero al menos desde mi opinión personal, puedo decir que después de visualizar algunos sondeos realizados por diferentes comunicadores de la “caja mágica”, puedo deducir que el Bicentenario tiende a obedecer la regla que caracterizan a los hechos históricos de nuestro país; y convertirse únicamente en un fetiche para justificar los más desenfrenados festejos y el vandalismo puro.
Y que mejor forma de festejar, que rememorando con sangre, la sangre derramada por nuestros héroes nacionales, pues la guerra Calderonista contra el narco, ha dejado más muertos que la del Golfo del Pérsico convirtiéndonos en el país, sin Guerra Civil, más violento del mundo.
Por otro lado, aquí en Querétaro Capital, estos festejos han dado paso a que funcionarios tan desubicados como nuestro Presidente Municipal, Pancho Domínguez, realicen gastos de relumbrón, que no generan más que déficit en las arcas municipales, pero que cumplen a cabalidad con aquello de “al pueblo pan y circo”. Engrandeciendo su culto personal, con gallardetes ilegibles que inundan las calles de la capital queretana, sumados a la impresión de su distintiva “Q” en los pasos de cebra de las principales avenidas y los impresos en las rampas para personas con capacidades diferentes en la colonia Carretas.
Sin duda, si tenemos mucho que festejar, la nobleza de nuestra gente que ante la adversidad busca siempre el lado bueno de las cosas, para tratar de evadir su triste realidad; pero también, tenemos que festejar que afortunadamente, en tiempo de guerra, seguimos vivos.
Saludos, griten mucho y sean felices, ¡Total! Aquí, no pasa nada.
fuente- enlacemexico.info
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