El rol de la mujer durante 2006 fue en algún momento el clásico: servir la comida, limpiar los espacios en el plantón, etcétera; sin embargo, al ver que el movimiento social estaba siendo descalificado por algunos medios de comunicación, las mujeres decidieron tomar la televisora y radio del estado, el 1 de agosto, y con esto el papel de la mujer en el movimiento oaxaqueño dio un giro.
"Cuando nos decidimos a hacer esto, todos nos apoyaron, fue una manera de luchar de forma más igualitaria que ellos", comenta Ita, una de las heroínas que tomaron el canal nueve. "Recuerdo cómo al hacer eso, le decíamos a los hombres, aquí estamos y no sólo es para cocinar y limpiar, somos guerreras", expresa emocionada". Sin embargo, la lucha que esas mujeres dieron en aquellos terribles tiempos, fue y es también una forma de mostrarle a la mujer que somos más, que tenemos derechos.
La violencia que se vive en el estado es extrema, por algo es el segundo en el país con un alto índice de feminicidio, sin que las autoridades acepten que éste existe; a diario se habla en los periódicos sobre la muerte, violación o ataque que sufren las mujeres, "no es posible que vivamos bajo ese grado de violencia por parte de los esposos, hijos, hermanos, hasta por nuestras propias madres", comenta Ita.
Tal vez las mujeres de la capital tienen claro que el ya basta a la violencia de género se debe exigir y trabajar para ello; pero en las comunidades, en pleno siglo XXI se sigue sometiendo a la mujer a un rol, violento, hay comunidades que hasta el momento mantienen a sus mujeres como si fueran una subespecie: no pueden votar, no pueden opinar, no participan en la asamblea, simplemente porque son mujeres.
No es nada desconocido para quienes vivimos en Oaxaca la situación terrible que viven las mujeres de la zona triqui, sólo citando un ejemplo; allí se sigue dando la venta de niñas por carecer sus padres de recursos para mantenerlas o simplemente para seguir emborrachándose, particularmente en San Juan Copala, las mujeres están convertidas en rehenes de los grupos que se disputan el territorio, por lo que pertenezcan al bando que sea, corren peligro de ser asesinadas, desaparecidas, ante la indiferencia social.
Tan sólo el pasado 26 de julio, María Rosa Francisco, de 35 años, se atrevió a salir a buscar leña, hubo disparos que asesinaron a los animales que María Rosa llevaba y hasta el momento se desconoce su paradero, pero bueno, como ya hemos dicho en otros momentos, nosotros siendo sólo testigos mudos y cómodos, escudándonos en la frase --es su modo vivendi--, comenta la sociedad, por lo que la violencia que ellas padecen ya no es causa de asombro y mucho menos de investigación.
Las mujeres tienen que seguir defendiéndose solas de los ataques de sus maridos, cuando cansadas de tanta violencia, al no tener más recurso utilizan la autodefensa es cuando las autoridades toman en serio lo que en su momento la mujer ya había denunciado; "por eso salimos otra vez, porque necesitamos rescatarlas, una somos todas, debemos enseñarles que son seres con derechos, debemos detener la barbarie con la que muchas mujeres no sólo de Copala están viviendo. El rol de la mujer oaxaqueña cambió y eso le debe de quedar claro a todos, familia, legisladores, a nosotras mismas", comenta Ita.
Las mujeres oaxaqueñas dieron en aquel tiempo una muestra de lo que desean para ellas, libertad, luchar a la par con sus compañeros; mostraron que no es una guerra contra ellos, es solo la necesidad de mostrarles que son sus compañeras, que siempre pelearan a su lado, sin ser menospreciadas, maltratadas; diciendo con su lucha: Cuando estalle la guerra estaré en la trinchera contigo.
fuente- el blog de frida
"Cuando nos decidimos a hacer esto, todos nos apoyaron, fue una manera de luchar de forma más igualitaria que ellos", comenta Ita, una de las heroínas que tomaron el canal nueve. "Recuerdo cómo al hacer eso, le decíamos a los hombres, aquí estamos y no sólo es para cocinar y limpiar, somos guerreras", expresa emocionada". Sin embargo, la lucha que esas mujeres dieron en aquellos terribles tiempos, fue y es también una forma de mostrarle a la mujer que somos más, que tenemos derechos.
La violencia que se vive en el estado es extrema, por algo es el segundo en el país con un alto índice de feminicidio, sin que las autoridades acepten que éste existe; a diario se habla en los periódicos sobre la muerte, violación o ataque que sufren las mujeres, "no es posible que vivamos bajo ese grado de violencia por parte de los esposos, hijos, hermanos, hasta por nuestras propias madres", comenta Ita.
Tal vez las mujeres de la capital tienen claro que el ya basta a la violencia de género se debe exigir y trabajar para ello; pero en las comunidades, en pleno siglo XXI se sigue sometiendo a la mujer a un rol, violento, hay comunidades que hasta el momento mantienen a sus mujeres como si fueran una subespecie: no pueden votar, no pueden opinar, no participan en la asamblea, simplemente porque son mujeres.
No es nada desconocido para quienes vivimos en Oaxaca la situación terrible que viven las mujeres de la zona triqui, sólo citando un ejemplo; allí se sigue dando la venta de niñas por carecer sus padres de recursos para mantenerlas o simplemente para seguir emborrachándose, particularmente en San Juan Copala, las mujeres están convertidas en rehenes de los grupos que se disputan el territorio, por lo que pertenezcan al bando que sea, corren peligro de ser asesinadas, desaparecidas, ante la indiferencia social.
Tan sólo el pasado 26 de julio, María Rosa Francisco, de 35 años, se atrevió a salir a buscar leña, hubo disparos que asesinaron a los animales que María Rosa llevaba y hasta el momento se desconoce su paradero, pero bueno, como ya hemos dicho en otros momentos, nosotros siendo sólo testigos mudos y cómodos, escudándonos en la frase --es su modo vivendi--, comenta la sociedad, por lo que la violencia que ellas padecen ya no es causa de asombro y mucho menos de investigación.
Las mujeres tienen que seguir defendiéndose solas de los ataques de sus maridos, cuando cansadas de tanta violencia, al no tener más recurso utilizan la autodefensa es cuando las autoridades toman en serio lo que en su momento la mujer ya había denunciado; "por eso salimos otra vez, porque necesitamos rescatarlas, una somos todas, debemos enseñarles que son seres con derechos, debemos detener la barbarie con la que muchas mujeres no sólo de Copala están viviendo. El rol de la mujer oaxaqueña cambió y eso le debe de quedar claro a todos, familia, legisladores, a nosotras mismas", comenta Ita.
Las mujeres oaxaqueñas dieron en aquel tiempo una muestra de lo que desean para ellas, libertad, luchar a la par con sus compañeros; mostraron que no es una guerra contra ellos, es solo la necesidad de mostrarles que son sus compañeras, que siempre pelearan a su lado, sin ser menospreciadas, maltratadas; diciendo con su lucha: Cuando estalle la guerra estaré en la trinchera contigo.
fuente- el blog de frida
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